Las advertencias y avisos de que el huracán Otis tocaría Acapulco por lo menos con una categoría 4 fueron hechos con más de nueve horas de anticipación y de manera pública por el Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos, que lo describió como “extremadamente peligroso”, con marejadas “potencialmente catastróficas” e inundaciones costeras “potencialmente mortales”.
Con esa antelación, el organismo recomendó “acelerar los preparativos para proteger vidas y propiedades”.
El Centro Nacional de Huracanes emitió una serie de avisos oficiales de advertencia que difundió a través de medios como su cuenta de Twitter (X), el primero de ellos a media tarde del lunes 23, cuando Otis era una tormenta tropical, pero en el que ya alertaba sobre la posibilidad de que se convirtiera en un huracán que tocaría puntos de la costa sur de México.
El gobierno de ese país emitió mensajes por correo a sus ciudadanos a través de la Embajada y consulado por lo menos desde las 5 de la tarde del martes 24, advirtiendo sobre el riesgo y ofreciendo información de contacto para emergencias, según pudo constatar Proceso con algunos visitantes de origen estadunidense que vivieron las horas del embate del huracán en Acapulco.
Incluso, se informó que, por el fenómeno, el consulado permanecería cerrado el miércoles por el paso del huracán y reabriría el jueves, así como recomendaba mantenerse informados a través de las páginas oficiales del Departamento de Estado o el Centro Nacional de Huracanes y buscar refugio.
Pero los turistas consultados señalaron que no recibieron avisos ni alerta alguna de las autoridades mexicanas sobre el riesgo o las medidas para resguardarse y ponerse a salvo.
En un primer mensaje por la tarde del lunes 23, el Centro Nacional de Huracanes informaba a través de la cuenta @NHC (Centro Nacional de Huracanes-Pacífico Oriental) que con fuertes lluvias, Otis comenzaría a impactar zonas del suroeste de México, mismas que producirían “inundaciones repentinas y urbanas, junto con deslizamientos de tierra en áreas de terreno más alto”.
El organismo estadunidense también advertía que las condiciones de tormenta tropical podían pasar a ser de huracán a partir del martes 24 por la noche “a lo largo de partes de la costa sur de México, donde una advertencia de tormenta tropical y una alerta de huracán permanecen vigentes”.
Este era el inicio de una serie de “mensajes clave” numerados, de los que hubo más de una docena que fueron describiendo, paso a paso, la evolución de Otis…y también advirtiendo los posibles efectos con toda claridad.
A las 8:54 de la noche del mismo lunes, el Centro Nacional de Huracanes ya anunciaba: “Se pronostica que Otis estará cerca de la fuerza de un huracán cuando toque tierra en el sur de México”.
Para la media tarde del martes 24, el organismo preveía que Otis se estaba fortaleciendo y claramente emitió una “alerta de huracán para partes del sur de México”.
A las 3 pm (hora del centro) el pronóstico se afianzaba con respecto a lo que sería un huracán, pero también a la expectativa que esto implicaba, “una peligrosa marejada ciclónica que produzca importantes inundaciones costeras cerca y al este de donde el centro toca tierra. Cerca de la costa, el oleaje irá acompañado de olas grandes y destructivas”, según los mensajes de redes sociales (originalmente en inglés).
El aviso siguiente ya utilizaba los términos “categoría 4 extremadamente peligrosa cuando toque tierra en el sur de México”, lo que se advertía que podía ocurrir esa misma noche o en las primeras horas del miércoles 25.
Pero esta situación cambió en menos de un par de horas, porque para las 7 de la noche el Centro Nacional de Huracanes emitía un “aviso especial” en el que se informaba que Otis alcanzaría una intensidad de categoría 5 al tocar tierra.
Entre las 9 de la noche del martes 24 y las 3 de la madrugada del miércoles 25, a este panorama se sumaba la presencia de inundaciones urbanas repentinas y, por fin, el momento en el que Otis tocó las playas de Acapulco y con él trajo la devastación: 00:28 horas del miércoles 25, cuando llegó con vientos estimados en 165 millas por hora (265 kilómetros por hora).
“Es probable que se produzcan daños catastróficos cuando el núcleo se desplace hacia la costa”, dice el aviso publicado en punto de la medianoche.
Cerca de las 3 de la madrugada, se informaba que el huracán se desplazaba al interior de México, causando lluvias intensas, inundaciones urbanas y posibles deslizamientos de tierra en terrenos más altos.
Cerca del mediodía del 25 de octubre, Otis había acabado con su paso devastador para quedar en condición de tormenta tropical y se había disipado tierra adentro, de acuerdo con el último aviso del Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos.
Con información de Proceso