Un dúo de activistas ambientalistas pertenecientes a “Just Stop Oil” atacaron la pintura “La venus del espejo” pintada por Diego Velázquez en el siglo XVII. El ataque se debió como una protesta para denunciar la expansión de las licencias petroleras firmadas por Reino Unido.
La obra realizada en 1647 se encuentra en la Galería Nacional de Londres.
Tras atacar con martillazos la pintura, exigieron al gobierno que detuviera todos los nuevos proyectos de petróleo y gas.
“Las mujeres no obtuvieron el voto votando; es hora de hechos, no de palabras. Es hora de simplemente detener el petróleo. Cuando era niña, me vi creciendo para ser astronauta o un cantante. Vi un futuro, por ridículo que fuera. Ahora, esas ensoñaciones han terminado. El futuro al que nos dirigimos ya no les deja espacio”, gritó una mujer identificada como Hanan de 22 años.
“La política nos está fallando. Le falló a las mujeres en 1914 y nos está fallando ahora. Emmeline Pankhurst dijo: tienes que hacer más ruido que nadie, tienes que hacerte más entrometida que “Cualquier otra persona tiene que llenar todos los papeles más que nadie. No quiero estar aquí, pero no puedo seguir viendo cómo este gobierno nos falla a todos”, aseguró Harrison de 20 años.
Hace justo un año, cerca del arranque de la cumbre del clima de Sharm el-Sheikh, activistas de todo el mundo irrumpieron en los museos para protestar contra la inacción climática.
Entre los episodios más famosos de estas protestas destacan, el lanzamiento de una lata de sopa de tomate contra Los girasoles de Van Gogh. El pastelazo a la Mona Lisa de Da Vinci expuesta en el Louvre. O el momento en que dos activistas españolas se pegaron a los marcos de Las majas de Goya expuestas en el Museo del Prado.
El museo anunció que la pintura fue retirada de exhibición para que pueda ser examinada por los conservadores.
Los jóvenes fueron detenidos y puestos a disposición de la policía.
La venus del espejo
La pintura el único desnudo que se conoce de este artista y representa a una mujer desnuda, recostada sobre un sofá o una cama, de espaldas al espectador. Su rostro se refleja en un espejo sostenido por un Cupido alado. Este personaje nos permite identificar a la mujer como Venus, su madre.
El tema mitológico de Venus (o Afrodita), la diosa de la belleza y el amor en la mitología clásica, era utilizado frecuentemente en la pintura europea.
A primera vista, Venus parece estar mirándose en el espejo. Sin embargo, al analizar la ubicación de ambos elementos teniendo en cuenta las leyes de la óptica (que Velázquez seguramente conocía) se puede observar que el espejo está ubicado de modo que Venus no puede verse a sí misma, sino que mira al espectador.
Las circunstancias en las que Velázquez realizó esta pintura se desconocen. La primera referencia sobre ella aparece en el inventario de un comerciante de arte y pintor de segunda línea llamado Domingo Guerra Coronel, en 1651.
Con información de Proceso