Dos leyendas como Manolo Santana y Rafael Nadal ya tienen compañía en el palmarés de Wimbledon, el torneo más prestigioso del deporte de la raqueta.
Carlos Alcaraz es un digno sucesor porque lo reúne todo. Por eso es desde hoy el nuevo ‘Big One’ del tenis tras derrotar a Novak Djokovic en la final de Wimbledon, por 1-6, 7-6(6), 6-1, 3-6 y 6-4, en 4 horas y 42 minutos. Una derecha de su víctima, que acabó en la red, le dio la gloria.
Si hay alguien que puede acelerar el relevo generacional es él. Su puesta en escena es excepcional a la vez que moderna: una pizarra ofensiva con 66 golpes ganadores, dejadas, globos… Puro espectáculo patrocinado por el buen trabajo en Equelite.
Rafael Nadal doblegó en 2008 de un Roger Federer que era el mejor tenista sobre la hierba. Cinco trofeos seguidos había levantado en ‘The Champhionships’.
La secuencia de Djokovic era de cuatro entorchados y un total de 2.194 días sin perder en lo que todo el mundo bautizaba como su jardín.
El murciano, de 20 años y 72 días, es el tercer jugador más joven en la Era Open en coronarse en la catedral, sólo por detrás de Boris Becker (17 años 227 días) y Björn Borg (20 años y 27 días).
Carlitos, campeón del último US Open, es el quinto profesional desde 1968 que alcanza un mínimo de dos títulos de ‘Grand Slam’ antes de cumplir 21 años. Los otros fueron Mats Wilander (4), Borg (3), Becker (2) y Nadal (2).
El balcánico supo templar mejor los nervios en la manga inicial, marcada por una pelota de ‘break’ que Carlitos no pudo aprovechar nada más empezar.
Se pasó de un posible 0-1 a un 5-0. A los 32 minutos, estrenó su casillero el pupilo de Juan Carlos Ferrero, presionado por la magnitud del escenario y del adversario.
Las nueve finales de Wimbledon eran una baza a favor de ‘Nole’. El balcánico había logrado apaciguar los ánimos de una grada que le era contraria.
Alcaraz no se iba a rendir tan fácilmente porque es un ganador nato. . Reaccionó en la continuación con un 2-0 de salida.
La final se disputaba al aire libre y no bajo techo porque el viento no superaba los 20 kilómetros por hora, circunstancia que sí se dio en la final de mujeres.
Djokovic había calentado con el marbellí Carlos Gómez, su segundo entrenador y el el joven de El Palmar lo había hecho con su hermano mayor Álvaro.
El segundo set parecía decisivo para saber el próximo ganador. Y por eso Alcaraz se agarró a él. De cerca le observaba su Majestad El Rey Felipe VI, que también estuvo hace 15 años como príncipe en la primera coronación de Rafael Nadal.
El español lo intentaba pero su condecorado contrincante le cerraba permanentemente las puertas. Charlie se había tranquilizado y sus golpes fluían más.
Nole resbala en césped como si se tratara de tierra. En un apoyo se confió tanto que se fue al suelo. Se le pudo ver entonces un vendaje kinesiotape en su pierna derecha. El ‘fair play’ del murciano le hizo llegar a la red para interesarse por su salud. El tanteo era de 5-4 y quedaba un mundo. Tuvo Alcaraz un 0-15 y un pasante de revés cómodo que falló. Era un momento clave. Miraba a su banquillo. “En estos momentos me equivoco siempre”, gritaba.
Con información de Marca