¡Hemos llegado a Barbieland!
Greta Gerwig y Margot Robbie se suben al descapotable rosa de la muñeca de Mattel en Barbie, una de las películas más esperadas de 2023.
Las acompaña Ryan Gosling, con autobronceador hasta las cejas y el pelo rubio platino de Ken.
La muñeca que cambió para siempre la industria del juguete hace 60 años da el salto a la gran pantalla en un filme que se ha hecho de rogar.
En 2016, Amy Schumer fichó para protagonizar la película, entonces en manos de Sony, pero la visión que tenía para el personaje no encajó con la de los productores y decidió abandonar el proyecto, siendo sustituida por Anne Hathaway.
Barbie arranca con la recreación de 2001: Una odisea del espacio que ya vimos en el primer adelanto del filme.
Unas niñas juegan a ser madres con sus bebés de plástico, pero entonces llega ella, Margot/Barbie, con su traje de baño a rayas, y las libera del yugo de la maternidad.
Ahora pueden ser doctoras o presidentas y tener su propia casa, pero ojo porque la carga no desaparece, solo se transforma: esas pequeñas a las que antes se enseñaba a ser madres, aspiran a la perfección.
La película más ambiciosa y arriesgada de Greta Gerwig es mucho más que una divertidísima fiesta en color fucsia que suena a Dua Lipa y a las Spice Girls.
Es una reflexión más profunda de lo esperado sobre el peso de ser mujer, con la protagonista estereotípica de Robbie, cargando sobre sus hombros erguidos con las expectativas, la autoexigencia, la necesidad de validación y las etiquetas.
La actriz australiana, que mide con sumo cuidado y precisión cada gesto y cada movimiento hasta conseguir mimetizarse con la muñeca, vuelve a desprender calidez y carisma en la piel de una mujer en plena crisis existencial, que debe encontrar su lugar en el mundo y a quien la sororidad libera de la caja de plástico en la que todos (sobre todo los hombres) se empeñan en mantenerla.
Aunque el ‘roba-escenas’ oficial es un magnífico Ryan Gosling, que con su Ken atolondrado e inseguro, buscándose a sí mismo en libros de caballos y reinos machistas, ridiculiza la masculinidad frágil y evidencia lo absurdo de un sistema patriarcal que aplaude la mediocridad del hombre mientras pisotea la autoestima femenina.
Solo Gosling puede conseguir que un Ken que roza la villanía genere empatía y afecto.
Barbie es una apuesta inteligente y valiente, sin pelos en la lengua, una llamada a la lucha por la igualdad de género que subvierte la cara B de Barbie (la cosificación de la mujer, la imposición de un físico, la mirada masculina) y critica sin miramientos a Mattel, representada en un Will Ferrell bufón.
Un “mejor hacerlo nosotros antes de que lo hagan ellos” lleno de astucia que, además, se redime con un conmovedor homenaje a Ruth Handler, la mujer que creó a Barbie para permitir soñar a las niñas.
En resumen: sí, corre a verla.