Los ovnis aterrizaron de nuevo en el Capitolio estadounidense. Los miembros de la subcomisión de Seguridad Nacional, Frontera y Asuntos Exteriores del Comité de Supervisión de la Cámara de Representantes escucharon durante más de cuatro horas y en una rara demostración de sintonía bipartidista los recuentos de tres testigos (”valientes”, los llamaron representantes de ambos lados) sobre sus experiencias con objetos no identificados: David Grusch, ex oficial de inteligencia de la Fuerza Aérea que sostiene que el Pentágono tiene en su poder restos de naves alienígenas; David Fravor, comandante retirado de la Marina; y Ryan Graves, expiloto de la Armada.
El propósito de la audiencia, la primera de una serie, era forzar al Pentágono a difundir la información clasificada de la que disponen para, según el congresista republicano Tim Burchett, de Tennessee, uno de los más activos en el tema, “descubrir la tapadera”. “No podemos fiarnos de un Gobierno que no se fía de sus ciudadanos”, consideró.
En palabras de su compañero de filas Glenn Grothman (Kentucky), presidente del subcomité, la aspiración es acabar “las salvajes especulaciones sobre la naturaleza de los ovnis, que no benefician a nadie, a base de hechos”.
Tras la introducción de los congresistas, tomaron la palabra los testigos para narrar sus encuentros con los UFO (siglas en inglés de objetos volantes no identificados), aunque en esta era de renovado interés por estos artefactos inexplicado se impone también un cambio de nombre para combatir los tabúes: el Gobierno estadounidense y los legisladores prefiere que se los llame “fenómenos aéreos sin identificar” (UAP).
Abrió fuego Graves. “Mientras estamos hablando, nuestro cielo está lleno de UAP, cuya existencia no se denuncia lo suficiente. Los avistamientos no son raros, ni aislados. Son la rutina. El estigma de los UAP es real, y plantea un desafío poderoso a la seguridad nacional”, sentenció al principio de su declaración escrita.
Contó que para él todo empezó en 2014, cuando era piloto de F-18 y vio, durante un vuelo que partió de la costa Este a la altura de Virginia Beach, un “cubo gris oscuro o negro dentro de una esfera transparente que se acercó a 15 metros del avión que encabezaba la flotilla. Calculamos que tenía entre 1,6 y 3 metros de diámetro”.
“Pronto”, continuó, “esos encuentros se volvieron tan frecuentes que discutíamos el riesgo de encontrarnos con UAP como parte de la preparación al vuelo”.
A una pregunta de Grothman, aportó luego una solución compartida por los presentes: “Permitir a los pilotos, tanto militares como comerciales, que denuncien lo que ven sin temor a las represalias”.
Mientras tanto, el gobierno de Estados Unidos ha tratado de mantener todo en secreto .
En Puebla hay un lugar, el área 144 , dedicado al culto de ovnis y aliens.