El escritor Francisco de la Mora y el ilustrador José Luis Pescador presentan una novela ilustrada sobre uno de los grandes personajes del siglo XX: Diego Rivera.
De acuerdo con información de Ricardo Quiroga, reportero de El Economista, novela ilustrada o cómic, el trabajo de De la Mora y Pescador funciona desde ambas concepciones.
El libro comienza con un bello prólogo que nos sitúa en la Ciudad de México, el 24 de noviembre de 1957, propiamente en la casa-estudio de Rivera en San Ángel, con una voz espectral que recorre todos los rincones del espacio y que busca a Diego entre los jardines y las nopaleras, lo llama de entre sus óleos y los títeres que todavía cuelgan de ese techo; lo busca hasta hallarlo postrado en su cama, metido en la penumbra de esa pequeña habitación en el segundo piso de la casa.
Está agonizando.
Es el fantasma de Frida el que lo llama, y ahora que lo encuentra, le dice: «Diego, es hora».
«Todos los momentos, desde su nacimiento hasta su muerte, resultan interesantes. En la investigación encontré cosas riquísimas que decidimos plasmar en el libro», apunta De la Mora.
El cómic nos ilustra la vida del personaje desde muy pequeño, a sus seis años, un joven inquieto, rebelde, fuera del molde, que daba de qué hablar allá en la próspera capital guanajuatense de finales del siglo XIX.
Con lujo de detalles ilustrativos y estilos diferentes según los caprichos de la época, los autores retratan al genio irreverente, sin pelos en la lengua, imponente, arrogante a veces, un donjuán; pero también aquel que tiene la fortuna y el arrojo de codearse con los grandes artistas que le anteceden y que lo ayudan a formarse, desde Santiago Rebull hasta José Guadalupe Posada, pasando por su contacto en Europa con las obras de Cézanne, Modigliani y Picasso, hasta lo revulsivo que resultó con su regreso a México y su relación con Siqueiros y con Orozco, y con Trotski y, por supuesto, la historia, la tan convulsa historia junto a Frida.
«Cada capítulo está dividido con diferentes tonos de color. Cuando Diego era niño, se ven algunos colores más alegres. En el capítulo en París, los tonos son más azules, más fríos y apagados. Cuando vuelve a México, la paleta vuelve a cambiar. Además, desde el guion se intentó que cada capítulo se relate, al menos en algunas páginas, con el estilo en el que Diego estaba pintando en ese momento», destaca Pescador sobre las bondades del formato.
Fueron seis años los que Francisco de la Mora y José Luis Pescador se tomaron para concretar el trabajo.
“Diego Rivera” (Grijalbo, 2023) es un ejemplar grande en dimensiones, en extensión y en detalles sobre la vida, de cabo a rabo, de este artista universal nacido en Guanajuato, Guanajuato, el 8 de diciembre de 1886.