La Navidad es una de esas celebraciones que el mundo occidental tiene como herencia de la religión católica, sin embargo, ha tenido tanto éxito por algo llamado sincretismo, esto se trata de cómo una doctrina absorbe y reescribe a otra, y esto era muy útil para la evangelización de pueblos con religiones diferentes a la hegemónica (católica).
La Navidad conmemora el nacimiento de Jesucristo, y es una fiesta que guarda en sí misma un parecido a las Saturnales, las fiestas romanas dedicadas al dios Saturno y muchas más.
El dios Saturno es el encargado de la agricultura y la cosecha, y sus fiestas normalmente se celebraban entre el 17 y 23 de diciembre, que es el periodo del solsticio de invierno, un tiempo en el que la noche es más oscura que en el resto del año, el sol tarda en salir y se pone con mayor prontitud. Era el momento en el que la familia se reunía, los romanos tenían por costumbre visitar a sus parientes, intercambiaban sus regalos y hacían sus banquetes. Es muy importante mencionar que el 25 de diciembre se festejaba el Natalis Solis Invicti, una fiesta del dios sol, y recuerda como el sol nace victorioso luego de este periodo de bruma o densa oscuridad del que hablamos con anterioridad. A pesar de que se tenía la idea de que Jesucristo nació en primavera, fue el papa Julio I (320-353) quien decidió establecer el 25 de diciembre como Navidad con la finalidad de convertir a los romanos en cristianos.
Como lo vimos con la fiesta del Sol Invicto, el solsticio de invierno es la noche más larga y oscura del año, entonces la salida del sol no puede sino ser algo especial, para los pueblos llamados nórdicos, esto era importante, pues con las heladas temperaturas se remarcaba aún más, es por ello que celebraban el Yule. En el Yule se acostumbraba a colocar en el hogar un árbol como memoria del Yggdrsil, el gran fresno que sostiene a los nueve mundos. Y esto es muy importante para poder hablar del origen de Santa Claus. Fue así como con la llegada del cristianismo universal se asimiló al Yule con la Navidad, pues el sincretismo, permitió reconocer elementos afines, y al igual que con los romanos, adoptarlos y así poder evangelizar.
En el México prehispánico el solsticio de invierno también era una fecha importante, pues en ese 25 de diciembre nació el dios Huitzilopochtli o el “Colibrí Zurdo” quien es dios de la guerra y de la advocación solar, como podemos ver, el sol toma de nueva cuenta protagonismo en estas fechas. Con la llegada de los españoles a Mesoamérica, también llegaron su lengua y su religión (claro, su comida y sus enfermedades) fue así que, como atestiguan las crónicas de Fray Pedro de Gante, en sus cartas al rey Carlos V en 1526, ya había fiesta en el territorio mexicano en las mismas fechas. Así que de nueva cuenta el sincretismo permitió a la evangelización instaurar la Navidad mediante los villancicos y las pastorelas, donde podemos ver la piñata como los pecados capitales, las representaciones teatrales (autos) y un largo etcétera.
Con información de Medio Tiempo