El polémico ajuste en las tarifas del agua potable en Puebla, que propuso el Soapap al Congreso local, luego de un estudio y con el respaldo de los sectores involucrados, es sencillamente inaplazable. La urgencia y dimensión de la inversión que la capital y su zona conurbada requieren en infraestructura, para garantizar el abasto, no hay otra forma de obtenerla, es la conclusión de los especialistas. De no ocurrir, esta zona del centro de nuestro estado está en riesgo de padecer la grave escasez que, por ejemplo, sufre actualmente el estado de Nuevo León. De ese tamaño es el peligro.
A nadie gustan los aumentos.
El ajuste que se avaló, sin embargo, se cuidó que fuera moderado.
Esa fue una de las condiciones esenciales.
Es indispensable para obtener los más de 2 mil 100 millones de pesos que se requieren para la infraestructura urgente.
Para los usuarios se traducirá en un incremento de 4 por ciento para los grupos vulnerables.
Y de 7.6 por ciento para quienes tienen mejor condición económica y para los comerciantes e industriales.
Esto representa que una mayoría de 70 por ciento de los usuarios deberá pagar 4 por ciento más.
En tanto que 30 por ciento, que son empresas, industria y vivienda residencial, tendrán el incremento mayor.
Además, la tarifa que hasta ahora se debe actualizar cada mes, con base en la inflación y el alza del precio de la energía eléctrica, ahora solamente se actualizará cada trimestre, de acuerdo con el ajuste de la inflación.
La decisión no fue fácil.
Se analizó y se reflexionó con especialistas.
Con los sectores involucrados.
El gobierno de Miguel Barbosa Huerta definió, finalmente, actuar bajo la premisa de que se debía garantizar el abasto.
También la calidad del servicio y que fueran tarifas justas.
Hay una crisis hídrica nacional, que se incrementa cada vez más.
Hay ya un desabasto en regiones muy amplias del país.
Es una preocupación nacional.
Sobre todo, después de la gravedad de la crisis que se ha generado en Nuevo León.
Puebla está a tiempo de atajar esta gravedad, si hay inversión en infraestructura.
De ahí que en la propuesta del Soapap se revisaron, con estrategia, los montos de inversión.
Éstos fueron aprobados y respaldados por los representantes del sector empresarial, en la sesión del Consejo del Soapap del martes pasado.
Por supuesto, el gobernador puso orden en el Soapap, previo a todo esto.
También en la concesión de Agua de Puebla para Todos.
Barbosa Huerta ordenó que el inevitable aumento de tarifas del servicio de agua sea moderado.
Que no afecte la economía de las familias y tampoco de las empresas.
Hay que recordar también que las tarifas por el servicio de agua potable no se actualizaban desde 2018.
Por casi 4 años debieron ocurrir inversiones, pero no han llegado porque hay escasos ingresos.
Con el ajuste vendrán.
En términos económicos, se requieren en total 2 mil 113 millones de pesos.
De ellos, 911 millones de pesos son para agua potable.
Mil 085 millones de pesos para drenaje y saneamiento.
El resto es para atención ciudadana, estudios y proyectos.
El compromiso es que también se modernizará y ampliarán las plantas de tratamiento.
También, que se evitará que sigan las descargas a cielo abierto.
Hay además requisitos que la concesionaria y el Soapap deberán cumplir:
Incrementar los días de servicio en todos los estratos.
Ampliar el número de tanques.
Más y mejores líneas de distribución y conducción.
Eso es innegociable.
Se deberá cumplir sí o sí.
Los beneficiarios serán los poblanos.
Seremos todos.
Porque también los ciudadanos hemos venido cumpliendo mejor.
Al comenzar la concesión, apenas 40 por ciento de los usuarios pagaba el servicio.
Hoy ese cumplimiento de pagos ha crecido a 60 por ciento.
Hay actualmente 280 mil usuarios al corriente, de servicios doméstico y comercial.
De ellos, más de 120 mil realizan su pago adelantado.
En total son 476 mil 836 usuarios en toda la zona de cobertura (San Andrés y San Pedro Cholula, Cuautlancingo, Santa Clara Ocoyucan, Coronango y Amozoc).
Duele el aumento.
Afecta en el bolsillo.
Pero se alivia cuando se abre la llave del agua y hay abasto.
Que sigan las cosas así.
Lejos, muy lejos de parecernos a Nuevo León.