Hace un año, tras una década de gestiones, los gobiernos de México y de España lograron inscribir en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la UNESCO, a los “Procesos artesanales para la elaboración de la talavera” desarrollados en las localidades de Talavera de la Reina y el Puente del Arzobispado, en el país ibérico; así como en los estados mexicanos de Puebla y Tlaxcala.
Este martes 15 de diciembre, con la entrega por parte del director general del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), Diego Prieto Hernández, del certificado de dicha inscripción al estado de Puebla, representado por su gobernador, Miguel Barbosa Huerta, se cierra un capítulo y, a la vez, se abre uno nuevo, para salvaguardar y promover este legado de cuatro siglos, que aúna belleza y utilidad.
En la ceremonia, realizada en el Palacio de Gobierno de Puebla, Casa Aguayo, y a nombre de la secretaria de Cultura del Gobierno de México, Alejandra Frausto Guerrero, el titular del INAH expresó que el compromiso es resaltar la importancia de esta tradición alfarera, expresión de un intercambio virtuoso de saberes y tradiciones provenientes de ambos lados del océano Atlántico; por un lado, de la cultura hispánica con su carga morisca y, por el otro, la técnica cerámica cultivada en Mesoamérica.
“La tecnología alfarera que conocían los pueblos originarios del ahora territorio mexicano, se enriquecieron con la técnica de la cerámica estannífera procedente de las poblaciones españolas de Talavera de la Reina y el Puente del Arzobispado. Aquí, en la entonces Nueva España, adquirió características muy singulares, se trata de un arte popular que ha pasado de generación en generación, lográndose adaptar al cambio de los siglos, y que está presente lo mismo en hogares humildes, que en casonas”, explicó.
En ese sentido, dijo, la distinción de la talavera por parte de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), como Patrimonio Cultural Inmaterial es, en realidad, un reconocimiento a sus creadores, a familias completas que a lo largo de los años han elevado, con dedicación y maestría, a este arte popular: “hablamos de una riqueza cultural que se reproduce cotidianamente, no son objetos inanimados, son saberes que han trascendido hasta nuestros días y que debemos proteger e incentivar”, sostuvo el antropólogo.
Prieto Hernández destacó los trabajos realizados para integrar el expediente de esta candidatura, a cargo de la Dirección de Patrimonio Mundial del INAH, particularmente desde la Subdirección de Patrimonio Cultural Inmaterial, a cargo de Edaly Quiroz Moreno, quien estuvo en este acto protocolario, junto con el director del Centro INAH Puebla, Manuel Villarruel Vázquez, y el secretario de Cultura del Gobierno de Puebla, Sergio Vergara Berdejo.
En su intervención, el gobernador de Puebla, Miguel Barbosa Huerta, expresó que la consideración de la talavera elaborada en este suelo, como manifestación distintiva de la creatividad humana, es testimonio de la gran historia de esta entidad y del mestizaje, “de esa cultura que surge a partir del encuentro de dos mundos”, y que se expresa en cada rincón de la ciudad de Puebla de los Ángeles.
Recordó que la población de San Francisco Totimehuacán, fue asiento del señorío indígena que daría lugar, por cédula real, a la fundación de la Puebla de los Ángeles, así nombrada por su bella traza en forma de damero, y donde se desarrollarían múltiples actividades de carácter industrial, entre ellas, la talavera, que sería comercializada más allá de las fronteras del virreinato.
“Las piezas de talavera poblana son resultado de un enorme talento, tanto en su forma, como en su decoración. ¿Qué familia mexicana no aspira a tener en su casa una vajilla de talavera?, asimismo, donde hay una familia poblana fuera de su terruño, existe un tibor de talavera como recuerdo de sus orígenes”, concluyó el mandatario del estado de Puebla.