General usa cuartel para narcofiestas

Por  Staff Puebla On Line | Publicado el 27-05-2021

Alberto Reyes Vaca, excomandante de las Fuerzas Especiales en Temamantla, Estado de México, ordenó la remodelación de una de las instalaciones de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) en dicho cuartel y durante su administración organizó varias “narcofiestas”. 

De acuerdo con el diario El País, las autoridades no dieron más que una amonestación en contra de Reyes Vaca a pesar de que varias veces los propios militares denunciaron sus prácticas al parecerles injustas, ya que la mayoría debía estar lejos de sus familias para hacer frente a los cárteles del narcotráfico y el crimen organizado.

La noche del 30 de octubre de 2014, como en ocasiones previas y posteriores, se escucharon narcocorridos provenientes de una de las cabañas del Campo Militar 37-B, en el Edomex. Se trataba de una de las fiestas organizadas por Reyes Vaca en la que se encontraban el cantante Gerardo Ortiz y el grupo Calibre 50, ambos originarios del estado de Sinaloa, entre los invitados.

Al menos la agrupación Calibre 50 interpretó sus canciones, las cuales son corridos que enaltecen las “hazañas” de los cárteles del narcotráfico y cuentan “las complejas vidas” de personas delincuentes.

“La fiesta, los intérpretes, el mensaje de las canciones, escandalizaron a los subordinados del General Reyes Vaca”, se lee en la investigación de la periodista Zorayda Gallegos.

Por los hechos, uno de los militares presentó una queja ante la Contraloría General del Ejército y de la Fuerza Aérea -organismo interventor que controla el uso de los fondos públicos de la institución- en la que denunció que los músicos habían cantado narcocorridos.

“No concibo que mientras [nosotros] pasamos meses lejos de nuestras familias, nuestros comandantes se dediquen a hacer fiestas dentro de los cuarteles invitando civiles, quien sabe de qué tipo, se emborrachen y hagan su desmadre”, enfatizó el denunciante en un escrito que dio pie a que se iniciara una investigación, según El País.

La indagatoria de la Contraloría comprobó que el General Brigadier había organizado esa y otras fiestas dentro de las instalaciones militares, en las que las bebidas y alimentos se costeaban bajo conceptos falsos a cargo del presupuesto de la Sedena. Sin embargo, eso sólo valió una amonestación y las autoridades cerraron el asunto.

No era la primera vez que la institución recibía denuncias contra Reyes Vaca, señala la reportera española. En su historial había otras acusaciones de corrupción y vínculos con el crimen organizado que también quedaron sepultados en la impunidad.

A pesar de que el caso no escaló a más, la investigación interna expuso las anomalías ocurridas durante su mandato como Comandante del grupo de Fuerzas Especiales de Temamantla, entre octubre de 2014 y mediados de 2016, según documentos obtenidos por El País.

De acuerdo con la información, el expediente detalla que desde su llegada, Reyes Vaca dio órdenes de remodelar y acondicionar una cabaña situada en el área de adiestramiento de las Fuerzas Especiales, lugar donde organizaba sus fiestas y reuniones privadas. Allí instaló un bar y empleó a varios militares del batallón como meseros del “lugar recreativo”.

Los documentos, a los que accesó el diario español, detallan que el General invirtió en ese bar “una cantidad considerable de recursos, ya que cuenta con un bar, vasos y copas de cristal, mobiliario de tipo discoteca y un mural que hace referencia a temas campiranos como un lobo aullando y vaqueros en el desierto”, según señaló el reporte de la Contraloría, en el cual también se agregó que Alberto Reyes compró instrumentos musicales y formó un grupo amenizador con personal de la tropa.

En el reporte se incluyeron fotografías que confirmaban que al menos en una ocasión asistió el cantante Gerardo Ortiz y el grupo musical Calibre 50. Se precisó que Ortiz sólo estuvo como invitado del evento, pero que la agrupación sinaloense sí tocó en dicha fiesta, sin embargo, no se encontró algún contrato que diera cuenta de la participación, por lo que quedó la especulación de que pudo ser porque tuvieran una relación cercana.

Sin embargo, tal como indicó la reportera Gallegos, las autoridades recalcaron que “se buscó en Internet el costo de la contratación del grupo Calibre 50 no encontrándose la cantidad exacta, pero este grupo es considerado entre los artistas que cobran por presentación entre 600 mil y 800 mil pesos”.

Ante estos hechos, Alberto Reyes Vaca explicó que ninguno de los artistas musicales cobró por su participación, ya que -según explicó a las autoridades- cuando fue Secretario de Seguridad en Michoacán conoció a muchos empresarios y uno de ellos fue el promotor y representante del grupo Calibre 50, por lo que aquel octubre de 2014 el supuesto promotor lo contactó por teléfono y le dijo “que quería saludarlo”. “Ante estas circunstancias y por simple cortesía decidí recibirlo, únicamente con la intención de saludarlo, considerando el alto concepto que tiene del instituto armado”, sostuvo del exgeneral, quien también contó su amigo llegó a las instalaciones militares en un autobús con el grupo musical, por lo que decidió invitarlos a comer. “Una vez que terminaron de comer, decidieron interpretar algunas melodías, ‘palomazos’ como les llaman ellos, por simple esparcimiento, o por gusto, ante la ausencia del público a que se enfrentan en un evento oficial o formal”, narró. En el caso del cantante Gerardo Ortiz justificó que éste llegó por separado solamente a saludar y que no tenía el gusto de conocerlo con anterioridad.

Una de las acusaciones más graves en contra de Reyes Vaca es que durante sus eventos habría revelado las actividades militares que realizaban las Fuerzas Especiales bajo su mando, incluso ordenó demostraciones como una conducción de vehículos que organizó para su hijo y otros civiles. “Esto vulneró la secrecía con que se llevan a cabo sus actividades militares de adiestramiento”, se lee en el expediente al que accedió el periódico español.

Acorde con los documentos, el exgeneral Brigadier también organizó prácticas de tiro para civiles ajenos a la milicia que acudieron a las instalaciones como sus invitados, y se constató la existencia de máquinas de apuestas, conocidas como tragamonedas, en las instalaciones militares. Bajo su mando se realizaron construcciones y remodelaciones no autorizadas y se utilizó al personal militar encuadrado para realizar actividades de albañilería, lavandería y pintura.

Los abusos del General repercutían en la tropa. Un ejemplo de ello es que en las cafeterías de los 1/o., 2/o., 3/o. y 4/o. batallones de fuerzas especiales los productos se vendían más caros de como aparecían en la lista de precios y en comparación con los costos de los negocios civiles.

La Contraloría resolvió que el General Reyes Vaca hizo un uso indebido de las instalaciones castrenses y que dispuso del personal militar para fines distintos a los que marca la norma. “Esto trajo como consecuencia una práctica ilegal, deshonesta, desleal, parcial y deficiente del ejercicio del servicio público en el desempeño de su cargo de comandante del cuerpo de fuerzas especiales con sede en Temamatla, Estado de México”, quedó plasmado en el informe final.

También se le castigó por involucrar indebidamente al personal que le estaba directamente subordinado, como jefes, oficiales y la tropa. “Esto resulta contrario a todo orden lógico normativo, atendiendo a su jerarquía y al cargo que desempeñaba”. Junto al General fueron sancionados Felipe Mera Nájera, Capitán segundo de Infantería; Jorge Antonio López Vázquez, Capitán segundo de Zapadores; Juan Pablo López Guzmán, Teniente de Infantería y Servando Félix Barrera, Cabo policía militar.

Fuente: El País

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