¿Cómo es el águila real hallada en el Templo Mayor?

Por  Staff Puebla On Line | Publicado el 25-01-2021

Un bajorrelieve con la imagen de un águila real fue descubierto por expertos del Proyecto Templo Mayor (PTM), del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), bajo el entrecruce de las calles República de Guatemala y de Argentina, en la Ciudad de México.

Se trata de una escultura antigua y finamente lograda de la cultura mexica, ubicada al pie del Templo Mayor, en el eje central de la ‘capilla’ dedicada a Huitzilopochtli; correspondería al Gobierno de Motecuhzoma Ilhuicamina (1440-1469 d.C.).

Labrado sobre tezontle rojo, cuenta con 1.06 metros de largo y 70 centímetros de ancho, lo que la convierte en la de mayor tamaño del conjunto de 67 piezas escultóricas similares encontradas hasta el momento.

¿Qué se sabe del bajorrelieve localizado por el INAH en el Templo Mayor?

Fue en febrero de 2020 cuando un equipo multidisciplinario concluyó la liberación y la limpieza de esta itzcuauhtli, voz nahua que significa “águila de obsidiana”, y con la cual los mexicas se referían al águila real (Aquila chrysaetos canadensis); hasta ahora, cuando se ha profundizado su investigación en gabinete, se da a conocer el hallazgo.

De acuerdo con los especialistas, la relevancia del bajorrelieve se denota no sólo por su tamaño y acabado, sino también por su ubicación, al pie de la edificación más importante para los mexicas y en el eje central que cruza la ‘capilla’ de Huitzilopochtli y la escultura monumental de la diosa Coyolxauhqui.

También está próximo al Cuauhxicalco, edificio circular cuyo nombre se traduce como “lugar de la jícara del águila”, donde, según documentos del siglo XVI, se realizaban las incineraciones rituales de los gobernantes tenochcas.

Rodolfo Aguilar Tapia, arqueólogo adscrito al PTM, quien investigó la pieza junto con pasantes en Arqueología y en Antropología Física de la Escuela Nacional de Antropología e Historia, informó que se verificó durante la novena temporada de campo.

En dicha temporada, dirigida por el titular del Proyecto, el arqueólogo Leonardo López Luján, se ha centrado en explorar debajo del ‘puente liga’ que une a las calles de Guatemala y Argentina, donde en la época prehispánica se ubicaba la plaza oeste del Recinto Sagrado de México-Tenochtitlan. La talla escultórica formaba parte de un piso de ese espacio.

“Este piso es único en todo el Templo Mayor, ya que contiene bajorrelieves que aluden a la concepción dual del edificio. Del lado sur, donde estamos explorando, se encuentran elementos como esta águila, vinculados con el ciclo mítico del nacimiento de Huitzilopochtli; mientras que al norte, los bajorrelieves localizados anteriormente —los primeros en 1900 por Leopoldo Batres, y los posteriores por el PTM y el Programa de Arqueología Urbana (PAU)— contienen representaciones asociadas con Tláloc, el ciclo del agua y la regeneración del maíz”.

Gracias al trabajo realizado por los arqueólogos Eduardo Matos Moctezuma y Leonardo López Luján, hoy se cuenta con una correspondencia estratigráfica definida, la cual permite a los investigadores conocer en qué etapa constructiva del Templo Mayor se ubican los hallazgos, y a qué época pertenecen los mismos, precisó Aguilar Tapia.

El referido piso de plaza fue cubierto desde tiempos prehispánicos durante las ampliaciones del Templo Mayor. “Por eso tiene un buen estado de conservación”, dice el investigador al destacar que “se trata de un elemento que nunca fue visto por los españoles”.

Debido a la pandemia, se tuvieron que pausar los trabajos de campo; sin embargo, esto permitió a los investigadores del PTM realizar la investigación de gabinete de varios elementos, entre éstos la escultura del águila real.

Entre otros aspectos, se estudiaron las representaciones iconográficas que existen de dicha ave en fuentes históricas, como los códices, a fin de correlacionarlas con la escultura descubierta al pie del Templo Mayor.

Una de esas representaciones, señala Aguilar Tapia, está en la Lámina 50 del Códice Borgia, donde se muestra un águila real posando encima de un mezquite, árbol que surge desde una deidad descarnada. “Lo interesante es que esta imagen es iconográficamente muy similar al bajorrelieve que encontramos en campo, en ambas representaciones las plumas rematan en forma de cuchillos sacrificiales, los cuales aluden al nombre nahua del ave: águila de obsidiana”.

Para los mexicas, dicha ave de presa tenía relación estrecha con la guerra y el sacrificio, al tiempo que era considerada como un nahual del sol y, por ende, también de su dios tutelar, Huitzilopochtli.

En las entrantes temporadas de campo del PTM, concluye el investigador, las acciones se centrarán en terminar la exploración del piso donde se halla el bajorrelieve para buscar otros más y luego, con extremo cuidado, retirarlos temporalmente y poder indagar debajo de ellos en pos de ofrendas u otros elementos arquitectónicos.

“Tras todo este proceso exploratorio, con apoyo de especialistas en restauración, volveremos a colocar cada bajorrelieve en su lugar preciso”.

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