Es obvio y claro que el uso de la mascarilla es clave a la hora de evitar posibles contagios por el Covid-19. Cada vez hay más gente concienciada con ello y son pocas las personas que no la llevan en los espacios públicos. Sin embargo, los expertos en el tema advierten que no solo basta con ponérselas, sino que se deben de una manera adecuada y evitar de esta manera posibles contagios.
A estas alturas de la película, todo el mundo sabe que la mascarilla evita que las gotitas de saliva que salen de la boca, se puedan dispersar en el aire e infectar a otras personas. Los datos demuestran que el uso generalizado de la mascarilla ayuda a reducir unas cuatro veces el riesgo de contagio entre personas.
El problema es que el calor hace que la mascarilla llegue a resultar bastante molesta y mucha gente opte por bajársela. Ello no se debe hacer por el hecho de que las partículas pueden mantenerse en el aire y unos segundos y por tanto sigue existiendo un alto riesgo de contagio. El hecho de estar tomando algo en una terraza sin mascarilla, también es peligroso por la existencia de tales partículas en el ambiente.
El uso adecuado de la mascarilla
No solo basta con ponerse la mascarilla, sino que hay que llevarla de una manera adecuada y correcta. La propia mascarilla se llega a impregnar de bacterias que se encuentran en la piel de la persona en cuestión.
Con el uso de la misma, la acumulación de las bacterias va en aumento con todo el riesgo que ello conlleva para la propia salud. Se trata de las mismas bacterias que se forman cuando se produce una pequeña herida en la piel como es el caso del acné o los granitos.
Si este tipo de bacterias se acumulan en las mascarillas, las mismas pueden causar problemas respiratorios en las personas o una gran infección en el caso de padecer una afección como un resfriado o una gripe.
Poner y quitar la mascarilla
Los profesionales advierten que para evitar dicha acumulación de bacterias es esencial el ponerse y quitarse bien la propia mascarilla:
La mascarilla no hay que quitarla hacia la barbilla o el pelo porque la misma entraría en contacto con las bacterias de la piel.
A la hora de manipular la mascarilla, hay que hacerlo siempre desde las gomas. Si te la pones o te la quitas hay que coger las gomas y realizar la correspondiente acción.
A la hora de guardarla, es importante dejarla en un sobre de papel y evitar de esta manera la posible proliferación de bacterias. Mucha gente comete el gran error de dejarla en una superficie como una mesa o meterla en una bolsa de plástico.
El riesgo de reutilizar la mascarilla
Otro de los peligros de la mascarilla es el de lavarla de una manera inadecuada o el usarla de una manera excesiva. Si ello ocurre, se pueden producir una serie de problemas de salud:
El reutilizar más de la cuenta la mascarilla puede provocar problemas en la garganta, debido a la gran acumulación de bacterias.
Otro de los riesgos de usar de una manera inadecuada una mascarilla es la neumonía. Las bacterias acumuladas pueden llegar a los pulmones y provocar una infección importante como es el caso de la neumonía. La cosa se agrava mucho más en persona que tienen problemas respiratorios.
En definitiva, el uso correcto de la mascarilla es clave a la hora de evitar posibles contagios e infecciones de tipo respiratorio como puede ser una neumonía. Recuerda que no basta el ponerse la mascarilla, sino que hay que saber usarla de una manera adecuada.
Fuente: bekia