Por esto México es el país que tiene más muertos por COVID-19 en AL

Por  Staff Puebla On Line | Publicado el 24-09-2020

México aparece como el país de América Latina y el Caribe con la tasa de letalidad más alta entre las personas afectadas por COVID-19, en un estudio presentado por la Revista Panamericana de Salud Pública, de la Organización Panamericana de la Salud (OPS).

El objetivo de la investigación fue analizar la evolución de la pandemia de COVID y la capacidad de respuesta en países de América Latina y el Caribe, durante los primeros 90 días de epidemia (desde el primer caso confirmado en cada país) y su asociación con variables relacionadas con las medidas de salud pública y características demográficas, sanitarias y sociales.

La mayor tasa de letalidad (porcentaje de personas que fallecieron por la enfermedad entre el número de afectados por ésta) se identificó en México (11%), seguido de Ecuador (8.6%) y Brasil (6.2%). Las menores tasas se observaron en Venezuela (0.8%) y Costa Rica (0.9%). La tasa de letalidad promedio fue de 3.4 %.

Pero hay varios factores que inciden en esta medición.

Aunque el estudio explica que si se analiza la tasa de incidencia acumulada de casos positivos, la de letalidad y la cantidad de pruebas hechas a la población para confirmar la infección, se observa que hay países como Chile y Panamá con alta tasa de incidencia de casos a los 90 días pero baja letalidad, lo que puede explicarse por la mayor cantidad de pruebas realizados por millón de habitantes en ese país.

Es decir, si un país hace más pruebas, detectará más casos positivos, su universo de personas detectadas con la infección es más grande y entonces cuando se compara este número de positivos con el de fallecidos por la enfermedad, parece que han muerto menos personas por COVID en ese país, pero esto puede estar relacionado a que en otras naciones se ha detectado un universo menor de infectados y al hacer la comparación parece que el virus ha matado a más.

La mayor proporción de test por millón de habitantes, se explica en el estudio de OPS, se registró en Chile, seguido de El Salvador, Uruguay y Panamá; se identificó, además, una falta de registro de este indicador en algunos países.

En México, en los primeros meses de la epidemia, el gobierno federal anunció que solo se le haría la prueba de COVID al 100% de los casos con cuadros graves de la enfermedad y solo al 10% de las personas con síntomas leves. Eso dejó al país con un universo reducido para medir letalidad y con una muestra de personas con alta probabilidad de morir.

Otro factor que puede influir en la tasa de letalidad es la estructura demográfica de los casos y las muertes. En países europeos, como España e Italia, se observó que, si bien el número de testeos también puede tener un efecto, el hecho que una gran proporción de la población adulta mayor se haya contagiado hace que aumente la proporción de muertes y por lo tanto la letalidad.

Una mayor letalidad también puede estar relacionada con la disponibilidad de recursos en salud para hacer frente a la pandemia. En los sistemas con menores recursos de infraestructura y recursos humanos puede haber un mayor número de muertes, y viceversa.

Debido a todos esos factores en juego, es que al hacer otro tipo de medición, los números y la posición de las naciones cambia. Si se analiza lo que OPS llama Tasa Cruda de Mortalidad, TCM, (número de fallecidos en la población general de un país, en este caso por cada millón de habitantes), el que sale con la tasa más alta ya no es México sino Ecuador (187.8), seguido de Perú (148.4) y Brasil (106.6).

México registra en este caso una tasa de mortalidad por COVID por cada millón de habitantes de 66.7, porque aquí se está considerando a toda esa población y no solo a los que dieron positivo en la prueba.

Las menores tasas de mortalidad se registraron en Venezuela (0.8), Costa Rica (1.2), Paraguay (1.3), Uruguay (6.6), Haití (7), Cuba (7.3) y Nicaragua (8.3). Aunque en este indicador se debe considerar que en muchos países hay un subregistro alto de fallecimientos por COVID. Para la región en general, la  TCM promedio fue de 43.1 muertes por millón de habitantes.

De acuerdo con esta tasa, los países más afectados por la pandemia hasta el momento analizado fueron Ecuador, Perú y Brasil. Las TCM de estos países fueron superiores a las observados en la mayoría de los de Europa a los 85 días de comenzada la pandemia en ese continente, aunque inferiores a las de algunos países, como Bélgica, Francia, Italia y España.

El análisis de correspondencia múltiple (los factores que influyen) demostró que el tamaño de la población es la variable que más estuvo asociada a la TCM. Los países más poblados tienen una mayor proporción de grandes ciudades densamente pobladas, lo que provoca un mayor contacto entre la población. Esto ocurre en países como México y Brasil, que además no implementaron medidas tan drásticas como otros.

Otras variables asociadas a una TCM alta fue una proporción media de población que vive con menos de un dólar al día (en México esta es de 0.5, mientras que en Haiti es de 7.9) y una proporción media de población que accede a servicios de sanidad básicos (en México esta es de 91.2%).

Además, la TCM se asoció con un nivel bajo de prevalencia de diabetes. Esta enfermedad crónica no transmisible se asocia con una mayor probabilidad de muerte por COVID-19. En México, el porcentaje de prevalencia de diabetes (20 a 79 años) es de 13.1%, el más alto de toda la región, seguido del de Nicaragua, con 11.5% y Guatemala, con 10.2%. En Argentina ese porcentaje es de 5%.

Otra variable asociada a la TCM fue un nivel bajo de camas hospitalarias. En México, el número de camas hospitalarias por cada mil habitantes, de acuerdo a los datos del estudio de OPS, es de 1.5 por cada mil habitantes; mientras que en Cuba es de 5.2, en Argentina de 5.0 y en Uruguay de 2.8.

Sobre la tasa de incidencia acumulada promedio para la región (el número de casos nuevos positivos), el estudio señala que fue de 1267.8 casos por millón de habitantes. La mayor tasa de incidencia se observó en Perú (5426.3), seguido de Chile (5214.8), Panamá (3709.1) Ecuador (2180.5) y Brasil (1708.8); las menores se identificaron en El Salvador (58.1) y Venezuela (98.9).

Aunque también en este caso, las tasas bajas en estos dos países se puede deber al poco número de pruebas realizadas y a la opacidad en las cifras reportadas.

Si bien la tendencia, dice el estudio de OPS, en el número de casos nuevos en la región es heterogénea, en ninguno ha alcanzado la velocidad que se produjo en los primeros 90 días en otros países del mundo, donde la llegada de la epidemia no se acompañó con medidas tempranas para evitar la rápida propagación y el consiguiente colapso de los sistemas sanitarios.

Justo respecto a la respuesta de los gobiernos ante la pandemia, en la tabla donde se enlista a 20 países de América Latina y El Caribe, México aparece con un índice de rigor de respuesta del gobierno de 60.0. La primera posición la ocupa Nicaragua, con un bajísimo 11.6.

Lo que analiza este índice de rigor (IR, stringency index) son las medidas de salud pública adoptadas por cada país. La medición está elaborada por la Universidad de Oxford, con valores en el rango de 0 a 100, en el que 0 es el mínimo rigor y 100 el máximo.

El IR se obtiene de indicadores, como: registro de cierre de escuelas y universidades, cierre de lugares de trabajo, cancelación de eventos públicos, restricción de reuniones privadas, cierre de transporte público, orden de confinarse en el hogar, y restricción de movimientos internos entre ciudades/regiones. El índice se elabora a diario, pero se tomó el valor promedio de los 90 días.

Otros países con una calificación baja son, Uruguay, con 61.5; Brasil, con 62.7; Chile, con 63.6; en tanto que los mejor calificados son Bolivia (90.5), El Salvador (93.7) y Guatemala (93.7), y es que en esas naciones ha habido más bien medidas tan restrictivas y drásticas como toque de queda general.

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