Casa de Cambio Puebla lavaba dinero para cárteles: ICFJ

Por  Staff Puebla On Line | Publicado el 22-09-2020

La Fuerza de Tarea El Dorado, integrada por agentes de los Departamentos de Justicia, del Tesoro y de Seguridad Interior de Estados Unidos, rastreó durante meses las rutas mediante las cuales los narcos mexicanos y colombianos lavaban dinero en el sistema financiero de ese país en la primera década de este siglo.

Años de trabajo policial y de inteligencia financiera produjeron un resultado al finalizar 2012: el HSBC de México era entre 2006 y 2010 uno de los bancos recomendados por los propios traficantes y lavadores de dinero por sus laxos controles y su proclividad a hacerse de la vista gorda con tal de mantener un flujo constante y elevado de negocios.

El hallazgo de las múltiples fallas y omisiones del banco para evitar el lavado de dinero ilícito derivó en la multa más cuantiosa que se halla impuesto a una institución financiera tanto en EU como en México: allá la penalización fue de mil 900 millones de dólares; acá, de 379 millones de pesos (unos 27.5 millones de dólares).

CASA DE CAMBIO PUEBLA

La trama llega hasta la entidad poblana con Casa de Cambio Puebla.

La investigación periodística arroja que el Comité de Comunicación y Control (CCC) de HSCB se negó a clausurar la relación con la Casa de Cambio Puebla y con Sigue Corporation, negocios a los que las autoridades de EU ya les habían congelado decenas de millones de dólares por considerar que lavaban dinero para el Cártel de Sinaloa y el Cártel del Norte del Valle de Colombia.

En mayo de 2007, el gobierno de EU había congelado más de 11 millones de dólares que ese centro cambiario tenía en la sucursal del Wachovia Bank en Miami y en Londres. Las autoridades financieras de allá alegaban que eran recursos producto del narcotráfico.

Leopoldo Rodríguez Barroso, director de Prevención de Lavado de Dinero de HSBC México, emitió la propuesta por escrito de que se cancelara la relación de negocios con la Casa de Cambio Puebla, ya que de acuerdo con información pública, a dicha institución se le congelaron sus fondos en sus cuentas domiciliadas en Estados Unidos en Wachovia Bank debido a presuntas operaciones relacionadas con lavado de dinero.

El CCC no cedió. El representante de la División de Banca Comercial de HSBC alegó que ya había solicitado “no cancelar las cuentas del cliente” e informó que el director de la división “tiene conocimiento de la relación de negocio y está de acuerdo con mantenerla”.

Bastaron esas palabras para que de “forma unánime”, el CCC presidido por García Gibson resolviera mantener las operaciones con esa casa de cambio, con la salvedad de que se le pediría al director de la División de Banca Comercial que informara “al CEO sobre su decisión de continuar con la relación”.

Las minutas en poder de los reporteros no permiten saber los detalles de las conversaciones sostenidas en el CCC, pero la decisión de negarse a cancelar las cuentas de la Casa de Cambio Puebla y Sigue Corp. tenía como fondo lo que años después quedaría expuesto en las investigaciones: HSBC no quería perder negocios de altos volúmenes.

Posteriormente se sabría, por ejemplo, que la Casa de Cambio Puebla le vendía altos montos de dólares en billetes al HSBC en Estados Unidos y que su actividad se multiplicaba rápidamente. De 18 millones de dólares que había vendido en febrero de 2005, se pasó a 113 millones de dólares en marzo de 2007, según los hallazgos del Departamento de Justicia y otras agencias de Estados Unidos.

La Casa de Cambio Puebla, por su parte, usó sus cuentas en el HSBC México para generar 650 transferencias electrónicas a las cuentas que tenía en el HSBC de Estados Unidos sólo de enero a octubre de 2017. No eran cantidades menores: transfirió, por ejemplo, 7.3 millones de dólares en 170 operaciones electrónicas.

La lógica business is business prevaleció.

Casa de Cambio también usó sus cuentas de HSBC para hacer transferencias en la compra de 13 aviones que realizó el Cártel de Sinaloa para trasladar drogas de Sudamérica a México.

Fuente: Esta es una investigación de Ignacio Rodríguez Reyna, Zorayda Gallegos y Silber Meza para Quinto Elemento Lab y CONNECTAS, con el apoyo del ICFJ, en el marco de la Iniciativa para el Periodismo de Investigación de las Américas

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