ESPN informa que se le agotó la marmita de la suerte al Paris Saint Germain, que cedió 2-1 en su visita a Inglaterra ante un Manchester City muy superior, pero que tuvo que remontar un relámpago de Kylian Mbappé con goles de Raheem Sterling y Gabriel Jesús (2-1).
Amenazó con pagar de nuevo la falta de pegada el equipo de Pep Guardiola, pero confió en su juego combinativo hasta el final para imponerse a un PSG que lo fía todo a Messi, Neymar y Mbappé y que estuvo cerca de recibir un premio que hubiera sido injusto.
Con el PSG partido en dos bloques, los tres de arriba, anclados en el centro del campo, y el resto de jugadores defendiendo, el City gozó de unos primeros minutos excepcionales, sintiéndose dueño y señor del partido. Parecido a lo que ocurrió en París y con la misma suerte de cara a gol.
Kimpembe tuvo que apagar el primer incendio al sacar un cabezado de Rodri en la línea de gol, pero el City no paró de crear y de demostrar que si hubieran fichado a un 'nueve' como Harry Kane en verano, serían los amos de Europa. Pero sin Kane y con Foden fuera, el City lo tenía todo en el campo menos el último toque.
Mahrez fue el más activo y el que tuvo el gol en sus botas en dos ocasiones. La primera tras un taconazo entre dos defensas, un recorte hacia el interior y un disparo con rosca que desvió lo justo Hakimi, la segunda con un disparo raso que llevó a Navas al suelo y a estirar la manopla.
La más clara la dispuso Gündogan. Tras un centro peligrosísimo de Cancelo y un despeje malísimo de Mendes, el alemán acomodó la pelota al palo, que la escupió para incredulidad de Guardiola en la banda. En este contexto de domino total, al City solo le quedaba esperar una transición defensiva o un error. Por eso cuando Neymar robó la cartera a Gündogan en el medio, despegó rápidamente el ataque, con una bola en profundidad para que Mbappé se perfilara hacia su pierna derecha y la mandase a las nubes.
Fue el aviso de un PSG que no necesitaba más. El City tenía el equipo, la estructura, la táctica; ellos tenían la pegada. Tras 45 minutos de asedio, el PSG necesitó cinco para marcar la diferencia. Los franceses son un león que elige cuándo atacar.
Messi, desde la frontal, se asoció con Herrera, su pared mil veces vista. Desde el carril del 'ocho', puso un centro que tenía que sortear las piernas de cuatro jugadores del City. Pero la bola tocó primero en Walker, cambiando totalmente la trayectoria y yaciendo en las botas de Mbappé, que preparó el disparo e hizo el primero entre las piernas de Ederson.
Era a la vez un milagro y un calco de lo visto en París. Otra vez el City contra las cuerdas por su falta de gol. Pero la complaciencia de Mbappé, Neymar y Messi, mirando al City construir jugadas sin presionar ni defender, les terminó pasando factura.
Neymar no siguió a su par, Rodri colgó la pelota para la entrada de Walker por banda y este acolchó la pelota para que Jesús la rozara, perseguido por los centrales, en el primer palo, y Sterling, solo y estirándose, la empujara en el segundo.
La pasividad del tridente solo encontraba sentido en algún chispazo aislado como el que llevó a Neymar a tirar una pared con Di María, evitar la entrada de Rodri y definir desviado frente a Ederson.
Neymar había perdido su oportunidad y Gabriel Jesús, en la respuesta, se lo hizo saber. Otra combinación desde la defensa, otro pase a la espalda de los laterales, Bernardo, solo cortando hacia el interior, posicionándola al centro y Jesús, en un toque, para el 2-1.
Se hizo justicia en el Etihad, ganó el mejor y no el que tiene a los mejores jugadores. Venció un City que es mejor bloque, mejor equipo y que con solo uno de los tres que tiene arriba el PSG, dominaría Europa sin problemas. Los de Guardiola se aseguran, además, el pase a octavos como primeros de grupo; los parisinos serán segundos.