Tanto ha abusado la presidenta estatal del PAN, Genoveva Huerta Villegas, del discurso de “inclusión” y “unidad”, que ha terminado creyéndose el papel de “árbitro” de los acuerdos internos, a pesar de que en realidad es juez y parte, víctima y verdugo, de su propia opereta, la que ya no convence a nadie.