Juan Carlos Lastiri, ex subsecretario de la Sedesol, se lavó las manos ante el megafraude cometido en esa dependencia y señaló que él no manejo los millonarios fondos de la Cruzada Nacional contra el Hambre, sino su jefa -tanto en esa secretaría como actualmente en la Sedatu-, la ex perredista Rosario Robles.
El ex dirigente estatal del PRI se deslindó así de lo que el portal de noticias Animal Político bautizó como #LaEstafaMaestra, es decir, el desvío de casi 2 mil 300 millones de pesos de la Cruzada contra el Hambre, el programa "estrella" del gobierno de Enrique Peña Nieto.
A pesar de haber manejado directamente el presupuesto de dicho programa, Lastiri, actual subsecretario de la Sedatu -de la que Robles es titular-, rechazó que haya manejado dinero.
Entrevistado sobre el tema, no negó, sin embargo, el desfalco ni defendió a quien, según todas las evidencias, aparece como culpable, la citada Rosario Robles.
De acuerdo con Animal Político, durante la administración de Rosario Robles al frente de la Sedesol se habrían desviado más de 2 mil 224 millones de pesos con un proceso en el que participaron las universidades autónomas del Estado de México y Morelos.
La Secretaría de Desarrollo Social, entonces encabezada por Rosario Robles, tenía en 2013 un presupuesto de 555 millones de pesos para repartir 500 mil paquetes de alimentos, camisetas, gorras y para difundir la Cruzada Nacional contra el Hambre, estrategia recién creada por el gobierno para combatir la pobreza extrema.
Los apoyos debían llegar a las familias con pobreza alimentaria que, desde abril de 2013, se unirían a la Cruzada y cuyos hogares están en las zonas marginadas de 11 estados, entre ellos Campeche, Guerrero, Yucatán y Chiapas.
Sin embargo, la Auditoría Superior de la Federación (ASF) confirmó que solo se entregó el 7% de las despensas que supuestamente se habían comprado. Tampoco hay constancia de que los programas y beneficios restantes hayan llegado a los más pobres.
Únicamente hay pruebas de que la Sedesol pagó por los servicios.
Este desvío se concretó gracias a la firma de convenios entre esta secretaría y las universidades autónomas de Morelos y Estado de México, que sirvieron de intermediarias.