Entre 60 y 80 por ciento de las ganancias han disminuido para los comerciantes que se instalan alrededor del hospital San Alejandro en la capital, esto porque el nosocomio ha dejado de funcionar desde hace una semana por el sismo de 7.1 grados que sacudió la entidad.
Mientras en la puerta del nosocomio los pacientes son regresados porque las consultas serán reprogramadas “hasta nuevo aviso” pidiéndoles regresar a fin de semana para saber si ya hay una respuesta concreta, en los linderos varios de los comerciantes cierran temprano sus estanquillos por la baja venta que han registrado.
Consultados por esta casa editorial, los vendedores evidenciaron incertidumbre ahora que el hospital ha cerrado y coincidieron en que aún no deciden qué hacer, si es dejarán el lugar que han conservado por décadas o buscar otro sitio dónde ofrecer sus productos.
La señora Alba, vendedora de antojitos, ahora es quien se encarga del negocio que heredó de su padre desde hace 30 años. Afirma que esta es la primera vez que se encuentra en una situación apremiante en el lugar que por décadas le ha dejado ganancias para mantener a su familia.
Un caso similar es el de doña Esther, que a las cuatro de la tarde decidió cerrar el estanquillo, porque “nomás la venta no se da”. Refiere que al día sacaba más de 500 pesos, pero en esta ocasión, primera que regresó después del sismo del nueve de septiembre, apenas juntó 150 pesos.
Los taxistas también son otro sector que se ha visto afectado. Raúl afirmó que seguirán haciendo base y buscando el pasaje con más recorridos, porque a pesar de ser de sitio, sí han sentido la baja en un 60 por ciento ahora que los pacientes y familiares ya no acuden al hospital.
Asimismo, propietarios de negocios establecidos, principalmente de comida, reportaron bajas de un 40 por ciento.
La semana pasada, el presidente de la república, Enrique Peña Nieto fue quien informó la demolición o reconstrucción del hospital perteneciente al Instituto Mexicano del Seguro Social, por los daños que presentó tras el sismo.