El debate entre los candidatos a la gubernatura de Puebla resultó una réplica de las campañas que han mantenido en los últimos días: Tony Gali, el puntero, salió ileso de los ataques que le lanzaron las candidatas Blanca Alcalá (PRI-PVEM-PES), Roxana Luna (PRD) y la “independiente” Ana Teresa Aranda; mientras el abanderado de Morena, Abraham Quiroz, prácticamente pasó desapercibido.

Los temas que salieron a relucir en el debate fueron: el servicio del agua, la inversión en obra pública, el sistema de salud y las formas en que Gali y Alcalá gobernaron el municipio de Puebla.

De hecho, el debate se dio prácticamente entre ellos: sobre su patrimonio personal, las obras que hicieron en la capital, y  los vínculos con los gobernadores Mario Marín, en el caso de Alcalá, y con Moreno Valle por parte de Tony Gali.

Durante el encuentro organizado por el Instituto Electoral del Estado y realizado en el Complejo Cultural Universitario de la BUAP, Tony Gali, candidato de la coalición Sigamos Adelante, mostró una fotografía de Blanca Alcalá con el ex gobernador Mario Marín y llamó a los ciudadanos a no volver al pasado.

En respuesta, la abanderada priísta manifestó que Gali dará continuidad al gobierno de su jefe, y criticó obras faraónicas como el Museo Internacional del Barroco y la concesión del agua potable.

Casi los mismos reclamos hicieron Ana Teresa Aranda y Roxana Luna, a lo que el candidato reviró: “Hemos venido con propuesta y hemos recibido bravatas”.

El debate que duró casi 2 horas terminó así: Alcalá pensando que el 5 de junio Puebla tendrá un amanecer “blanco” y Gali convocando a cerrar el círculo virtuoso para no volver al pasado que “nos robó la dignidad”.