El líder del PAN, Ricardo Anaya, propuso una la ley que obligue a los dirigentes nacionales de los partidos políticos a debatir entre sí, luego de que el dirigente de Morena, Andrés Manuel López Obrador, rechazó entablar un debate con el dirigente de Acción Nacional.

El queretano, Anaya Cortés, propuso un debate mensual obligatorio entre los presidentes de los partidos políticos, en tiempo oficial de radio y televisión, y por lo menos dos debates obligatorios al mes entre los candidatos, durante los procesos electorales.

La iniciativa de reforma a la legislación electoral quedará formalmente presentada esta misma semana en el Congreso de la Unión.

"Proponemos debates con formatos flexibles, en los que el intercambio de ideas sea libre y sin límites, para que los ciudadanos puedan conocer a fondo las propuestas”, dijo el dirigente nacional del PAN.

"Vamos a debatir ideas. Vamos a ver quién tiene la mejor propuesta para que crezca la economía, para que haya empleos dignos y bien remunerados, para reducir la pobreza, para que las familias vivan seguras y en paz”, señaló Anaya Cortés.

Anaya señaló que el ejercicio de debatir debe ser permanente; por tanto, debe darse tanto en los tiempos ordinarios como durante las campañas.

"Nuestra democracia requiere deliberación, confrontación pacífica de ideas, rumbos y programas. Si realmente queremos fortalecer nuestra democracia, debemos fortalecer los mecanismos de exposición abierta de ideas”, agregó.

Ricardo Anaya subrayó que los ciudadanos tienen derecho a conocer lo que cada partido propone, “y la mejor manera de comparar nuestras propuestas y posturas es discutiéndolas de frente con quienes no las comparten”.

"Yo quiero debatir con el presidente del PRI sobre el deterioro de la economía, el aumento del secuestro y la extorsión y los efectos nocivos de la reforma fiscal; como también estoy dispuesto a debatir con el presidente de Morena sobre su recurrente desprecio a la ley y su reciente propuesta de un aeropuerto alternativo”.

El presidente del PAN dijo que espera apertura de parte de las fuerzas políticas en el Congreso para aprobar esta iniciativa, y declaró enfáticamente que “sin debate no hay democracia”.

"Quien teme debatir, representa intereses que no se pueden publicar. Quien teme debatir, no confía en el juicio de los ciudadanos. Quien teme debatir, no cree en la solidez de sus argumentos y propuestas. Quien teme debatir, pretende gobernar dando la espalda al pueblo”, concluyó.