El Servicio de Administración Tributaria (SAT) embargó el campus de la Universidad de las Américas Puebla (Udlap) en San Andrés Cholula, como consecuencia de una deuda fiscal de la Fundación Mary Street Jenkins, encargada de administrar dicha institución, informó ayer el diario Reforma.
De acuerdo con la información difundida por el periódico de circulación nacional, el inmueble, de 657 mil 881 metros cuadrados, fue embargado para garantizar el pago de un crédito fiscal por 45.2 millones de pesos que adeudaba la fundación “por omisiones en pagos de impuestos federales en el ejercicio de 2012”.
“En febrero de 2016, el SAT embargó de manera coactiva, es decir, forzosa, el campus de la UDLA, que está valuado en 2 mil 134 millones de pesos, así como 6.5 millones de pesos que estaban disponibles en una cuenta bancaria, según documentos consultados hoy por REFORMA”, indica la publicación.
El medio informó que el 13 de septiembre pasado, el SAT y la Fundación Mary Street Jenkins formalizaron el embargo: “es decir, la propia contribuyente solicitó a la autoridad fiscal aceptar el inmueble como garantía de su deuda”.
Ante esto, indica el rotativo de circulación nacional, la fundación promovió un juicio de nulidad ante el Tribunal Federal de Justicia Administrativa (TFJA), como medida para impugnar el crédito fiscal.
Consecuentemente, informa, el 5 de enero pasadola autoridad fiscal se negó a devolver los 6.5 millones de pesos como había solicitado la fundación, debido a que dicha cantidad habría sido utilizada para reducir el monto del crédito original, que disminuyó a 41.8 millones de pesos, incluidos los recargos acumulados.
“El litigio entre la Fundación y el SAT está en etapa de peritajes y puede tomar más de un año, pues el fallo del TFJA será revisable por un tribunal colegiado de circuito, e incluso por la Suprema Corte de Justicia”, destaca el diario.
Agrega que si se confirma el adeudo y la fundación no paga, el demandante podría rematar el inmueble.
Hasta el cierre de esta edición la Universidad de las Américas Puebla no había realizado pronunciamiento alguno al respecto.
El añejo pleito familiar
De la fundación establecida en 1954 por William O. Jenkins, una de las más poderosas organizaciones benéficas del país, casi no queda nada. Una serie de maniobras legales, denuncias por malversación de fondos, creación de nuevas fundaciones y peleas entre familiares han hecho que Mary Street Jenkins se encuentre en serios problemas.
La decadencia de la poderosa fundación ?que otorga recursos a la Udlap, al Colegio Americano de Puebla y al Instituto Nacional de Cardiología, entre otras instituciones? empezó cuando la familia logró que el patronato estuviera a cargo del hijo del fundador, Guillermo Jenkins Anstead así como la esposa e hijos Guillermo y Roberto Jenkins de Landa.
Previamente, entre 1963 y 2000, los recursos de la fundación fueron administrados por el banquero Manuel Espinosa Yglesias y su familia.
En junio de 2013, tras orquestarse una serie de acusaciones, la familia expulsó a Guillermo Jenkins de Landa del patronato. Fue señalado de hacer malos manejos con el dinero de las donaciones.
En 2014, el “proscrito” presentó una denuncia ante la Junta para el Cuidado de las Instituciones de Asistencia Privada del Estado de Puebla, mediante la cual acusaba y documentaba que la fundación había donado el 30 de abril de ese mismo año “prácticamente todo su patrimonio” –valuado en 720 millones de dólares– a la Fundación Bienestar de la Filantropía, cuya sede hoy se encuentra en Barbados y, que según denunció, fue creada por sus padres y sus hermanos.
De acuerdo con la denuncia presentada por Jenkins de Landa, reproducidad por el semanario Proceso, ocho meses después de realizada la millonaria donación, Bienestar para la Filantropía cambió su domicilio de Aguascalientes a la ciudad de Bridgetown, Barbados.
Jenkins de Landa acusó a sus familiares de utilizar la Fundación Mary Street Jenkins para su propio beneficio y triangular dinero para inversiones inmobiliarias, por lo que solicitó abrir la apertura de una investigación bajo el argumento de que la herencia de su abuelo, William O. Jenkins, era sólo para el beneficio de los poblanos.
Tras el donativo, los problemas económicos de la Fundación Mary Street Jenkins se hicieron evidentes, pues tan sólo en el año 2014 cayeron sus activos netos en un 98.8% al donar y gastar mucho más de lo que obtuvo de sus inversiones, destacó en aquella ocasión el periódico Reforma.
Incluso el diario informó que, de acuerdo con los reportes de la organización presentados ante el Servicio de Recaudación Interna de Estados Unidos, la fundación estaría en riesgo de desaparecer.
En el 2014, de acuerdo con información del periódico El Popular, la Junta para el Cuidado de las Instituciones de Asistencia Privada del Estado dio inicio a un proceso para la extinción de la fundación Jenkins, aunque a través de una serie de amparos por parte de la familia se habría detenido, hasta ese momento, dicho proceso.
A raíz de este escándalo, que derivó en una serie de investigaciones, en marzo de 2015 el SAT revocó el permiso a la Fundación Jenkis del padrón de donatarias autorizadas, lo que le permitía no pagar impuestos por los donativos.
En julio de 2016 el fisco prohibió también a la fundación Udlap recibir donaciones. De acuerdo con la información publicada en el Diario Oficial de la Federación (DOF), el motivo de la revocación se debió a que los estatutos de dicha fundación “no se adecuan a las disposiciones legales vigentes, relativas a la autorización para recibir donativos deducibles y acreditamiento no idóneo”.
Así es como de la Fundación Mary Street Jenkins, que en décadas pasadas fue considerada una de las benefactoras millonarias de Puebla y del país, casi no queda nada.La serie de artimañas y acusaciones sobre el desvío de recursos y donaciones, orquestadas desde la propia familia del fundador, han acabado con la fortuna heredada por el millonario estadunidense.
Otros problemas internos
Del 23 al 27 de enero pasado, 24 Horas Puebla presentó la historia que vivió la Universidad de las Américas Puebla bajo el mando del rector Enrique Cárdenas, y sobre todo el cisma que causó una vez que dejó la institución, con la única finalidad de continuar con el control.
Entre 2001 y 2005, la universidad estuvo a cargo de Nora Lustig, quien fue atacada desde el interior de la institución por personajes cercanos a quien hoy encabeza el Centro Espinosa Yglesias.
Esto ocurrió, en gran parte, por una serie de irregularidades millonarias que fueron cometidas durante el periodo de Cárdenas Sánchez.
La académica optó por dejar su cargo y ante la llegada de Pedro Ángel Palou el proceso se repitió, propiciando que durante la década pasada la Udlap viviera una severa inestabilidad.
Fuente: www.24horaspuebla.com.mx