Decenas de personas marcharon una vez más por las principales calles de la ciudad y se plantaron por unos 20 minutos frente a una gasolinera ubicada sobre la carretera federal México-Tuxpan dentro de la mancha urbana de esta ciudad en contra del gasolinazo.
Aunque la cita fue a las 16:00 horas, la gente que participó se reunió y empezó la marcha minutos después de las 17:00 horas, primero avanzaron por las calles del primer cuadro de la ciudad y posteriormente avanzaron por la carretera federal México-Tuxpan hasta llegar a una gasolinera que se encuentra sobre el acceso federal.
Los manifestantes llevaban como sistema de perifoneo, una bocina que cargaba un burrito que, además llevaba a cuesta a su jinete, quien estaba instalado en una postura de antiguo revolucionario, informa El Sol de Puebla.
Al llegar a la gasolinera con domicilio entre las calles de Ausencio T. Jiménez y el acceso que comunica al Recinto Ferial con la carretera federal que va del Golfo de México al centro del país, se apostaron por unos 20 minutos, que aprovecharon para lanzar consignas contra el gobierno federal y gritaban pidiendo que el presidente de la república, Enrique Peña Nieto, dejara el poder.
Por las calles que avanzó la marcha, algunas personas que sumaron y lograron que el contingente se notara más robusto, aunque no llegó a las dimensiones de la marcha del pasado martes 3 de enero, fecha en la que los inconformes con el alza de los combustibles decidieron cerrar el camino federal por alrededor de una hora.
En Atlixco protestan por tercera ocasión
La cita fue a las 9 de la mañana en el norte de la ciudad, específicamente en la gasolinera Vista Hermosa. Casi media hora después de la hora marcada, sólo eran una decena de personas. A las 10 de la mañana, el contingente llegó a los 50 invitados y comenzaron a caminar hacia el centro de Atlixco. Una enorme manta de repudio a Peña Nieto, a los diputados y Senadores fue el estandarte. “No me infunden miedo, sólo ganas de defender a mi patria”, estaba escrito en una cartulina.
Ya sobre la avenida Libertad, y en la antesala del Zócalo, los marchistas comenzaron a recibir las primeras muestras de apoyo y solidaridad: aplausos, botellas de agua y gritos de aliento. Sobre la plaza pública de la ciudad, el doble de atlixquenses decidieron unirse y eso generó extender el recorrido hasta otro punto neurálgico: la terminal foránea de autobuses ERCO-ORO y la calle Manuel Ávila Camacho saturada de comercios y gente por el tianguis de los sábados.
Fue en ese punto donde tiendas de ropa y de teléfonos celulares, farmacia del Ahorro, una casa de cambio y un Oxxo bajaron las cortinas durante el paso de los inconformes. Ya en el Zócalo, tres oradores, entre ellos un ama de casa cargando una fotografía de Emiliano Zapata, resumieron el conflicto: “los aumentos de la gasolina, la electricidad y el gas son impuestos por el gobierno porque los mexicanos protestamos poco. ¡No al gasolinazo y sí a la venta del avionazo!”.
Pidieron visitar a los diputados federales y senadores, así como al Presidente de la República “para exigirles no aprobar más medidas en contra del pueblo”. Y finalmente el llamado a los ciudadanos a participar en las protestas, “pero sin dejarse llevar por los provocadores enviados del gobierno para saquear tiendas. Y hacen eso para tener pretextos y encarcelar a quienes manifiestan pacíficamente inconformidades”.
Pero eso no fue todo: como una forma de protesta y consecuencia del aumento del pasaje foráneo por el nuevo precio de la gasolina, un grupo de atlixquenses, quienes viajan todos los días a la capital poblana para trabajar o estudiar, anunciaron el uso de vehículos particulares para trasladarse a ese lugar y boicotear a la línea de transportes responsable del incremento de su tarifa. De acuerdo con datos oficiales más de 5 mil personas deben usar un vehículo diariamente para llegar a ese destino.