Un estudiante de la Facultad de Ingeniería Química (FIQ) de la BUAP diseñó una máquina capaz de generar nuevas fuentes de energía, a través de la conversión del aceite de cocina en biodiesel y de las botellas de plástico en gasolina, que podrían ser utilizados para sustituir a los combustibles fósiles que usan los vehículos de transporte público y así reducir los índices de contaminación del medio ambiente.
La idea fue incubada en el Centro de Innovación y Competitividad Empresarial (CICE) de la BUAP para crear una compañía con el nombre de EMISIÓN MX. Actualmente ya cuentan con tres productos para su comercialización: aditivo para diesel, biodiesel premium y biodiesel estándar.
“Tan sólo en la ciudad de Puebla el PET representa alrededor del 13 por ciento de los residuos totales que se generan por mes, cantidad que podríamos reutilizar para la producción de combustibles que disminuyan las emisiones de CO2 en la atmósfera”, indicó Valentín Gálvez Salas, alumno de la FIQ y autor del proyecto.
Dio a conocer que esta máquina “tiene la capacidad de producir hasta 400 litros de biodisel por hora, y durante un periodo de ocho horas de trabajo continuo se obtendría el combustible suficiente para abastecer a 40 unidades de transporte público. Además, el sistema de producción es escalable, en caso de que se requiera una mayor producción”.
Por su parte, Gema Carreto Arámburo, investigadora de la FIQ y asesora del proyecto, subrayó que este proceso “permitiría la reutilización de 15 a 20 toneladas de aceite que normalmente se desperdician al mes en las casas o restaurantes de la ciudad”.
La primera etapa de este trabajo, que consistió en la producción de biocombustible a partir de aceite comestible, les permitió obtener el primer lugar en la categoría Tecnología Media del Primer Concurso Estudiantil de Innovación Tecnológica, organizado por la Dirección de Innovación y Transferencia de Conocimiento (DITCo), en 2014.
“De ahí continuamos haciendo investigación para mejorar el funcionamiento de la máquina, hasta llegar a esta segunda etapa que consiste en la producción de combustible a partir del PET”, refirió.
De acuerdo con el proyecto, se planea implementar esta máquina en Ciudad Universitaria, para recolectar todo el aceite y botellas que se producen en el campus y transformarlos en combustible, que serviría para abastecer el transporte universitario como Lobobus.
Valentín Gálvez explicó que el diseño de la máquina cuenta con un reactor de pirólisis, que permite la descomposición química de las botellas de plástico, para transformarlas en fuentes de energía útiles.
“Cuando sometemos el PET a la reacción de pirólisis, es por medio de la temperatura que rompemos sus enlaces moleculares y obtenemos un gas que al condensarlo se transforma en un nuevo compuesto, con ciertas características químicas, que puede ser utilizado como diesel o gasolina”, señaló.
Por cada kilo de plástico, dijo, se obtiene un rendimiento del 75 por ciento, y el restante 25 por ciento tiene la función de utilizarse como un residuo energético, para abastecer a la misma máquina. Es decir, el sistema es autosustentable.
Asimismo, informó que para la producción de biodiesel primero se hace una mezcla de aceite con alcohol, metanol y sosa caústica. Posteriormente, por medio de unas bombas, el compuesto sube y baja a un tanque de almacenamiento, hasta llegar a un horno con temperaturas que van de 100 a 150 grados. Luego de calentarse, la sustancia sube nuevamente a un mezclador estático para caer en un tanque de reposo, donde se lleva a cabo la separación del biodiesel y de la glicerina.
Afirmó que por cada litro de aceite que es procesado se obtiene un litro de biocombustible y 200 mililitros de glicerina, mismos que son utilizados para generar la energía necesaria para el funcionamiento del horno de pirólisis.
Componentes y factibilidad comercial
Gálvez Salas detalló que la máquina tiene una dimensión de 2 metros de largo por 1.60 de ancho y 1.60 de alto. Cuenta con un tanque de metóxido, un contenedor principal, un mezclador cavitacional, un reactor de pirólisis, una unidad de filtrado y lavado, un tanque de separación y un horno.
“Además, puede ser transportada fácilmente de un punto a otro, lo que permitirá llegar a las comunidades rurales que no cuentan con gasolineras o que tengan accesos limitados, para que puedan producir su propio combustible con la ayuda de este sistema”, refirió.
Tras ser incubada esta idea en el Centro de Innovación y Competitividad Empresarial (CICE) de la BUAP, se creó una compañía con el nombre de EMISIÓN MX. Hoy existen tres productos para su comercialización: aditivo para diesel, biodiesel premium y biodiesel estándar.
“Lo que queremos es ofrecer una solución a cada una de las necesidades de nuestros posibles clientes, ya que un litro de aditivo sirve para optimizar 200 litros de combustible”, aseveró. El biodiesel premium sirve para automóviles particulares que utilicen este tipo de combustible; mientras que el biodiesel estándar está diseñado para procesos industriales, maquinaria pesada y vehículos de carga como camiones o tractores. Así, desde la BUAP se diseñan tecnologías limpias en beneficio de la sociedad y el medio ambiente.
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