El sueño de muchos fanáticos de la ciencia ficción es poder vivir para siempre, pero no en un cuerpo biológico, frágil y con fecha de caducidad, sino en un cuerpo de metal, sin la preocupación de enfermedades y con la posibilidad de usar una refacción en caso de una fractura.
En eso están trabajando en HUMAI, una compañía australiana especializada en desarrollar software, y que ahora se dedica a analizar el comportamiento de sus clientes para que, en el futuro, ayuden en la construcción del robot que alojaría su cerebro.
La empresa tiene previsto tener listo el primer humano-robot dentro de 30 años, ya que terminen de desarrollar la tecnología capaz de migrar la consciencia con un implante de cerebro y algunas aplicaciones. Usarán nanotecnología para tener siempre el cerebro en buen estado, reconstruyendo células y garantizando que la parte orgánica nunca muera una vez implantada, aunque no explican cómo lo harán -mhhh-.
Esta idea es algo que ha cautivado a la humanidad desde hace muchos años, desde el Dr. Frankenstein hasta Robocop 2 o incluso un proceso en al revés en El Hombre Bicentenario.
Josh Bocanegra, CEO de Humai, dijo que no están peleando contra la muerte, simplemente la están convirtiendo en algo opcional.