Durante diciembre muchos trabajadores reciben una compensación especial llamada aguinaldo, que equivale prácticamente a una quincena adicional (aunque algunas empresas y entidades ofrecen un poco más como parte de las prestaciones).
Pero desafortunadamente muchos de ellos ya se lo han gastado completamente en El Buen Fin o a través de las deudas con tarjetas de crédito en las que han incurrido durante el año. O bien lo planean utilizar, en su totalidad (incluso más), para las celebraciones propias de la temporada.
Si este es tu caso, ni siquiera puedes ya pensar en qué vas a hacer con él, en cómo lo vas a aprovechar de la mejor manera. Al contrario: sirve para pagar algo que ya compraste.
Muchas personas van haciendo esto: se financian con tarjetas de crédito y entonces el dinero que ganan este mes sirve para pagar lo que disfrutaron el mes anterior. Es como “flotar” con el crédito. El problema es que si uno pierde la chamba, parte de la liquidación ya está comprometida. Si uno recibe la participación de utilidades, el bono, el fondo de ahorro o el aguinaldo, eso sirve prácticamente como un salvavidas para aliviar un poco nuestra situación.
Siempre lo he dicho: vivir de esta manera no es vivir. De hecho una de las reglas más importantes que he aprendido en mi vida es estar un mes por delante de mis necesidades. Es decir: en mi presupuesto, el dinero que gano este mes es el que gastaré el próximo. No vivo esperando ansiosamente, sin un centavo, la siguiente quincena.
Eso me permite vivir con un estrés financiero muy bajo, teniendo un mes de colchón. Sabiendo que sólo gasto el dinero que ya gané, no el que voy a recibir en el futuro. Cuando lo logré, me sentí liberado: es una sensación que uno tiene que experimentar por sí mismo para entenderla.
Llegar a hacer esto no es fácil, sobre todo si uno tiene deudas. En general (salvo algunas excepciones) las deudas son un síntoma de que uno está acostumbrado a gastar más de lo que gana (por eso los ingresos extras o no recurrentes se convierten en el salvavidas que mencioné antes). Pero se puede, con trabajo y con disciplina.
De hecho, la primera meta financiera para muchas personas debe ser terminar con sus deudas de corto plazo (tarjetas de crédito, préstamos personales e incluso créditos de auto). Ya no tener compromisos en este sentido. Esto nos permite planear hacia adelante. Si queremos tomar unas vacaciones el próximo año: ahorremos para ellas, de esta manera cuando llegue el momento tendremos el dinero y no habrá necesidad de endeudarnos. Si queremos cambiar el coche dentro de tres años, diseñemos un plan que nos permita hacerlo también. Vivamos hacia adelante, no hacia atrás, no pagando lo que ya compramos antes con un costo alto (porque el crédito no es gratis en general).
Entonces, si ya te gastaste tu aguinaldo, paga esas cosas que adquiriste. O paga tus deudas, empezando por aquellas más caras, y aprovecha para hacer un plan que te permita liberarte de ellas. Mira cuál es tu flujo de efectivo y cuánto de lo que ganas hoy lo tienes comprometido en pagos de tarjetas o de créditos personales. ¿Qué podrías hacer si no tuvieras estas deudas? Seguramente podrías empezar a construir para alcanzar otras metas financieras.
