En México y en muchas partes del mundo la clase media está sumamente endeudada. Casi diario me llegan correos de personas que se encuentran ya en una situación desesperada, esperando encontrar la manera de salir. La verdad de las cosas es que si ya no pueden pagar, hay poco que yo pueda hacer.
¿Por qué la gente cae en deudas? Se han dado muchas explicaciones, algunas simplistas y otras demasiado complejas; no obstante, hay algunas tendencias que podrían ayudarnos a entender. Éstas son algunas recomendaciones de El Economista:
1. El ambiente. No cabe duda que la tendencia mundial hacia el consumo ha provocado una gran euforia hacia el crédito. Las empresas, para incrementar sus ventas, suelen ofrecer promociones a mensualidades fijas “sin intereses”. Hemos llegado incluso a situaciones absurdas: ciertos restaurantes ya ofrecen la posibilidad de pagar la comida que acabamos de disfrutar en plazos hasta de un año.
Lo he dicho hasta el cansancio: el problema es que todo eso compromete nuestro flujo de efectivo. Yo no me podría imaginar seguir pagando, un año después, una cena con mi esposa. O la despensa de la semana pasada en el supermercado. Muchas personas, sin embargo, lo aceptan. Hasta que el destino los alcanza: cada mes lo que pagan en deudas es mayor hasta que un día simplemente ya no pueden. Se acostumbraron a gastar de más: mucho más de lo que ganan.
Pero además están todas estas otras empresas que disfrazan tasas de interés altísimas en “pagos chiquitos semanales”. La gente, por su falta de cultura financiera o porque en realidad no ve ninguna otra opción, los acepta sin incluso preguntar. Otra manera de atrapar el ingreso futuro.
2. El mal otorgamiento del crédito. También hay culpa del lado de las instituciones financieras. Muchas regalan tarjetas de crédito a quien no tiene capacidad de pago. Mi esposa, que nunca ha trabajado ni tiene ingresos, ha recibido dos tarjetas de crédito a su nombre, las cuales nunca pidió. Obviamente fueron canceladas en el momento. Pero también he escuchado el otro lado de la moneda: gente responsable que no puede conseguir tarjeta porque trabaja por su cuenta (no recibe nómina), no tiene ningún historial y sólo encuentran puertas cerradas, aunque sí puedan pagar.
3. La falta de previsión y de cultura financiera. La gran mayoría de las personas no lleva un control de sus recursos, un registro de sus ingresos y gastos. Por ello, adquieren varias deudas al mismo tiempo creyendo que podrán pagarlas. He visto cómo durante el Buen Fin familias enteras dan el “tarjetazo” sin darse cuenta de la cantidad de veces que lo hacen. Quizá cada una de esas compras, de manera individual, no representaría ningún problema. Pero, de manera acumulada, cuando llega el estado de cuenta se sorprenden con una mensualidad “sin intereses” tan grande que excede no sólo su capacidad de pago sino incluso la totalidad de su ingreso mensual.
4. La baja autoestima. Se ha comprobado que personas de baja autoestima tienden a sentirse derrotadas cuando tienen cargas muy pesadas, a pesar de que todavía podrían salvar su posición; es decir, cuando piensan que ya no podrán pagar, dejan de esforzarse, empeorando aun más su situación.
5. El alta autoestima. La gente con alta autoestima tiende a confiar demasiado en su capacidad de pago y a adquirir deudas hasta el límite. Esto hace que cualquier incremento en tasas de interés les provoque una crisis de liquidez, haciéndolas caer en mora; sin embargo, aun en casos extremos, tratan de negociar con sus acreedores y salvar su posición.
6. La diferencia entre los hombres y las mujeres. Se ha demostrado que las mujeres que llevan la responsabilidad financiera del hogar lo hacen de manera mucho más ordenada que los hombres, quienes tienden a adquirir demasiados bienes para sí, cuando ellas no se involucran en el tema, gastan de más.