Las exigencias de la vida diaria nos pude orillar a un estilo de vida poco saludable y podríamos sufrir sobrepeso, obesidad y enfermedades vinculadas con esas condiciones.
Caer en un estilo de vida sedentario y con una alimentación a base de comida rápida y poco nutritiva, también es costoso para tus finanzas por dos lados.
Primero, es elevado el precio de consumir estos productos; ‘antojitos’ y otros vicios como el refresco, el alcohol y el cigarro representan un gasto que impacta en tu cartera. Segundo, el sobrepeso puede derivar en enfermedades que representan un gasto médico.
Las repercusiones económicas de los alimentos, hábitos que causan el sobrepeso y enfermedades derivadas, pueden clasificarse en gastos directos e indirectos:
Gasto directo
Implica el importe real que pagamos al adquirir productos poco saludables. Los artículos como bebidas alcohólicas (vinos, cervezas y licores), golosinas, dulces y botanas saladas (ricas grasas saturadas, conservadores y saborizantes) son realmente caros, si consideramos su nulo aporte nutricional y potenciales daños. Por ejemplo, es mucho más costoso desayunar diariamente antojitos y un refresco en la calle, que preparar un refrigerio como un sándwich bien balanceado, con jamón de pavo, queso y vegetales frescos.
De acuerdo con información de la Organización Mundial de la Salud (OMS), los costos económicos de no cuidar la salud a nivel mundial son mucho mayores de lo que se creía hasta hace poco. El dinero que semanalmente gasta una familia promedio en productos no nutritivos, en los países en vías de desarrollo, es por lo general, equivalente a un mes de salario mínimo y en algunos casos más.
Si te detienes a pensar por un momento cuánto de tu presupuesto mensual destinas a comprar productos con bajo o nulo contenido nutricional (altos en grasas saturadas, sales y conservadores), puedes darte una idea de lo mucho que mejorarían tus finanzas y salud si modificaras estos costosos malos hábitos.
Gasto indirecto
Además del costo de esta clase de alimentos, de su consumo se deriva una serie de gastos potenciales entre los que destacan:
Aumento en costo y frecuencia de la atención médica. Por lo general, si se tienen buenos hábitos alimenticios y de vida, se pueden reducir el número de visitas al médico.
Alza en el precio de los seguros de vida y de gastos médicos. Las compañías aseguradoras están al tanto de los graves daños potenciales de llevar una vida poco saludable, por lo que aumentan los costos de sus pólizas para personas con obesidad (por las enfermedades derivadas de ésta), para quienes abusan del alcohol y para personas con enfermedades crónico-degenerativas, como son la diabetes y la presión arterial elevada (que en gran medida son causadas por el excesivo consumo de comida rápida y poco saludable).
Si estamos pensando en ahorrar para tener una vida más tranquila y plena, una buena opción para comenzar es replantear nuestros hábitos alimenticios y de vida. Por ejemplo, ¿qué tal si en vez de gastarnos mil pesos al mes en comida chatarra y alcohol, lo invertimos en inscribirnos a un club deportivo?