Nunca es suficiente. Necesitan más y más sol, pues están convencidos de tener la piel pálida, a pesar de que en realidad sea oscura. Este es uno de los síntomas característicos de las personas que padecen tanorexia, reporta la agencia EFE.
La adicción al sol o tanorexia es un trastorno psiquiátrico en el que existe una obsesión patológica, irracional, grave y persistente por estar siempre bronceado.
Esto provoca que la persona afectada se exponga de manera compulsiva y enfermiza al sol o a la radiación UVA, a pesar de conocer los efectos dañinos que puede conllevar.
“Existe la llamada memoria de la piel. Después de 20 o 25 años de excesos de radiación, la piel lo recuerda y, aunque la persona evite el sol de forma drástica, aparecerán las inevitables consecuencias en forma de cáncer de piel”, advierte Ramón Grimalt, profesor de Dermatología de la Universidad Internacional de Cataluña.
La tanorexia está considerada como un tipo de dismorfobia, es decir, un trastorno en el cual la persona tiene una percepción distorsionada de su propia imagen.
Los especialistas del centro Can Roselló, una clínica especializada en adicciones y patología dual, explican que cuando se toma el sol, “en el cerebro se generan endorfinas, neurotransmisores opioides producidos en el sistema nervioso central, que crean una sensación de placer”.
Augusto Zafra, director de la Unidad de Desintoxicación Hospitalaria del Hospital Nisa Aguas Vivas, en Valencia, dice que este trastorno guarda ciertas similitudes con las adicciones químicas (como el alcoholismo, el consumo de cocaína, cannabis, heroína o alucinógenos), pero también con la adicción a las nuevas tecnologías, al trabajo o a las compras.
Más tarde, existen fenómenos similares a la dependencia, por lo que no exponerse al sol podría generar irritabilidad y ansiedad.
El experto afirma que la tanorexia “afecta, por lo general, a mujeres de entre 15 y 35 años. Suelen presentar tendencia a la baja autoestima, una escasa aceptación de sí mismas y una búsqueda persistente de la aprobación de quienes las rodean. Esto responde a una interiorización errónea de los modelos imperantes en occidente, que atribuyen a la delgadez, la simetría corporal y el bronceado de la piel unos elevados valores de éxito personal, estatus social y poder económico que no se corresponden con la cotidianeidad”.
“A menudo quienes sufren tanorexia entienden como un fracaso personal tener clara la piel en comparación con la de otras personas. Por ello, se imponen la obligación de seguir oscureciéndola, aunque esto suponga una gran inversión de tiempo e, incluso, el abandono de otras actividades cotidianas", indica el doctor Zafra.
"También pueden presentar pérdida de apetito, apatía o ansiedad cuando creen que no se han expuesto al sol durante el suficiente número de horas", agrega el galeno.