Según los expertos en el tema, mayo es uno de los meses preferidos de los novios para casarse. Y, ahora que estamos a punto de entrar en este periodo estelar del amor y las bodas, vale la pena reparar en que este contrato y sacramento, aunque no lo parezca, tiene mucho que ver con el turismo y es una industria en expansión que impacta fuertemente en la economía de muchos destinos turísticos.
En el Foro de Turismo Cultural, denominado Kultur, que se efectuó a mediados de mes en San Miguel de Allende, se llevó a cabo una mesa de discusión con el tema de esta columna, en la cual Darío Flota, director del Fideicomiso de Promoción Turística de la Riviera Maya (uno de los destinos en los que más bodas se celebran), sostuvo que el negocio de los matrimonios como tema turístico es una industria creciente en lo que ya se denomina bodas de destino, con cifras en realidad sorprendentes.
Aunque en realidad este segmento ha crecido tanto, que ahora más bien se denomina turismo de romance, en el cual, además de bodas, se incluyen la celebración de aniversarios de bodas, renovación de votos matrimoniales, despedidas de soltero o soltera, lunas de miel, propuesta de matrimonio y hasta lunas de miel con niños, para el caso de quienes se casan por segunda o tercera vez y tienen hijos.
Kitzia Morales, creadora de Love México, un evento que promueve este segmento, afirma que diariamente en todo el mundo se celebran 115 mil matrimonios, lo que equivale a casi 42 millones al año.
Pero las que más nos interesan son las de los mexicanos y estadounidenses, que son los principales mercados emisores para nuestro país en este turismo de romance.
Anualmente en Estados Unidos se casan alrededor de dos millones de parejas, una cuarta parte de las cuales elige hacerlo en algún sitio fuera de su lugar de origen, preferentemente en la playa.
De estas 500 mil bodas, casi la mitad se realizan fuera de Estados Unidos y nuestro país es el destino número uno para este mercado norteamericano como receptor de bodas de destino. De ese tamaño es el mercado a disputar cada año proveniente de Estados Unidos.
Por su parte, el mercado doméstico aporta 500 mil matrimonios anuales, de los cuales calculan los expertos que 10 por ciento se convierten en bodas de destino. Y, aunque el mercado nacional es cinco veces más pequeño que el estadounidense, ambos resultan negocios millonarios, según comentó Morales, ya que los novios que vienen de fuera del país tienen un promedio de 50 invitados (que toman un avión, ocupan cuarto de hotel, comen, beben, etcétera), en tanto que los mexicanos suelen viajar con 150. Además, si las bodas comunes duran un día, estas bodas de destino duran tres días.
Una de las bondades de este segmento es que, además de representar un negocio millonario, demanda los productos y servicios de más de 50 proveedores directos que están presentes en las bodas como floristas, fotógrafos, músicos, por citar algunos; más otro número similar de proveedores del ramo turístico como taxis, tours, guías de turistas o artesanos, por lo cual la derrama económica que produce permea en todas las capas de una localidad.
Por su parte, Carmen Laborín, directora de una revista de bodas, aportó los siguientes datos: una boda de extranjeros en promedio tiene un precio de 19 mil dólares, más mil 600 dólares que gasta cada uno de los participantes; en tanto que las bodas de mexicanos tienen una media de 200 mil pesos.
Si a estas alturas ya se está preguntando dónde será el mejor lugar para casarse, déjeme decirle que la estrella es la Riviera Maya (con 70 por ciento), seguido de Los Cabos y Puerto Vallarta. Y el único destino que figura en este renglón, sin ser destino de playa, es precisamente San Miguel de Allende.
Fuente: http://www.elfinanciero.com.mx/opinion/turismo-y-bodas-un-matrimonio-perfecto.html