La tierra se abrió y un estallido provocó que las piedras volaran. Los purépechas creyeron que el fin del mundo había llegado; ante sus ojos nacía el volcán más joven del mundo, el Paricutín, un 20 de febrero de 1943. Por nueve años mantuvo su actividad; la lava recorrió casi 10 kilómetros sin cobrar víctimas, todos pudieron salir a tiempo, pero el pueblo de Paricutín sí que desapareció por completo.
Hoy, después de 72 años, la torre izquierda y el altar de la iglesia de San Juan Viejo Parangaricutiro son los únicos vigías de este lugar, al cual se llega a caballo, en cuatrimoto, en bici o a pie, si es que se cuenta con buena condición física.
El punto de partida es el Centro Turístico de Angahuan, a 30 minutos de Uruapan. El sitio es la ventana natural para admirar ese cúmulo de lava petrificada donde la tierra tardó 33 años en recuperarse para que pudieran crecer pinos y encinos. Los lugareños se convierten en los mejores guías. Montados en sus caballos se les ve dirigiendo grupos de curiosos que quieren ver las ruinas o llegar al cráter.
Después de 35 minutos de caminata se llega a las faldas. Las piedras filosas y porosas alcanzan una altura de hasta cinco metros. Lo mejor es caminar por la orilla, el centro es una trampa de ceniza volcánica que se remueve apenas das un paso o con el trote de los caballos. Se puede ver lo que alguna vez fue una calle, una casa e incluso el punto donde la lava detuvo su camino: frente al altar de la iglesia con la imagen de Cristo, ahora rebautizado como el Cristo de los Milagros.
Los menos intrépidos se quedan entre las ruinas de Parangaricutiro, mientras que los más osados emprenden camino al cráter, a través de una colina de ceniza. Para llegar a la cima hay que contemplar un trayecto de seis horas: tres de subida y tres de bajada. Se recomienda llevar tenis de suela gruesa o botas de montaña. Los recorridos guiados tienen un costo estimado de 120 pesos.
En los alrededores
Después de fotografiar y explorar el volcán, se aconseja regresar a Uruapan, donde se puede visitar el Parque Nacional, un área de conservación con imponentes cascadas.
También hay que considerar el agasajo gastronómico en el mercado de antojitos, nadie le dirá que no a unos huchepos y corundas. Por la noche, se puede tomar un trago en la antigua fábrica de telares, ahora llamada Bar Río.
Para dormir, recomendamos hospedarse en Hacienda San Pedro, hecha a mano purépecha y donde algunas trojes, auténticas viviendas indígenas, fueron transformadas en cabañitas. A petición del huésped, pueden organizar recorridos privados en cuatrimoto hacia el Paricutín.
Uruapan en línea: http://www.visitmichoacan.com.mx/
Fuente: http://www.eluniversal.com.mx/destinos-viajes/2015/volcan-paricutin-recorrido-michoacan-102191.html