Notimex informa que la Biblioteca Palafoxiana, ubicada en la Casa de la Cultura de Puebla, es un recinto que alberga una de las joyas arquitectónicas del estado y, lo más importante, su acervo cultural es tan grande que la Unesco le otorgó el título de Memoria del Mundo.
Al ingresar a este recinto dividido en tres niveles, el espectador en primer lugar recibe el olor de los libros antiguos combinados con los aromas de maderas preciosas, con los que se elaboraron la estantería.
En el primer piso, podrán encontrar todos los libros que hacen referencia a Dios, en el segundo nivel está toda la patrística, es decir libros de todos los padres de la iglesia, y en el tercer piso se hallan los de la ciencia del hombre, como se conocían en los siglos XVII y XVIII.
La Biblioteca Palafoxiana es una construcción ubicada en la parte superior y dentro del inmueble ubicado en la calle 5 Oriente, en el primer cuadro de la capital del estado.
En el año 2005 se convierte por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco, por sus siglas en inglés) en un tesoro universal.
En entrevista con Notimex, Diana Isabel Jaramillo Juárez, directora de la Biblioteca Palafoxiana, explicó que ésta fue fundada en 1646 por el obispo Juan de Palafox y Mendoza, con una donación de cinco mil libros, que utilizaba para realizar sus estudios, sermones y homilías.
Más tarde, el obispo Francisco Fabián y Fuero también dona su biblioteca y además incorpora los acervos de los colegios jesuitas, cuando éstos son expulsados de México, y conforme pasan los años, más obispos donan sus libros.
“El objetivo de esta biblioteca era que el conocimiento tendría que ser vasto, tendría que conocerse a vastanza al enemigo para defender mejor la palabra de Dios. De hecho, algunos de los libros expurgados llegaron a este recinto”, relató Jaramillo Juárez.
“Juan de Palafox dejó en claro y por escrito, además de así darlo a conocer al Papa, que cualquiera que tenga el deseo de leer, y que podía leer en esa época, podría tener acceso a los libros, por ello se convierte en la primera biblioteca pública en el Continente Americano”, indicó.
Actualmente este recinto alberga 45 mil ejemplares de más de 15 mil materias. Hay libros que datan del año 1473, incunables, porque se escribieron antes de la invención de los tipos de Johannes Gutenberg.
Los visitantes pueden admirar obras que resguardan las características del siglo en el que salieron a la luz, las características del lugar de donde son originarios, la tipografía, las pastas y las hojas.
“Aquí, además de la historia de los libros también podemos encontrar la historia de la lectura tanto de México como la Nueva España, hasta del Continente. Se puede conocer de los procesos de la lectura personal, del gozo por leer”, mencionó.
Sobre la estantería se pueden divisar las cantaletas, letreros que hacen referencia a la diversidad de temas que ahí pueden ser consultados como: gramática, crónicas de viaje, libros de medicina, literatura, historia profana, teología y demás.
Gracias a la colaboración desinteresada del Colegio de México, se puede consultar el catálogo completo de la biblioteca a través de la página en internet www.palafoxiana.com o también de manera presencial para que siga siendo una biblioteca viva.
“Los libros se mantienen en buen estado, principalmente por el clima que prevalece en la ciudad de Puebla, además, todos los libros se sacuden con brochas de cerdas especiales y con aspiradora de agua”, explicó.
“Se está constantemente revisando que no haya filtraciones de humedad y si hubiera algún libro dañado se separa del resto, ya que la contaminación puede darse de manera inmediata. Se hace limpieza del hongo y se prepara para restauración”, indicó.
Juan Fernández del Campo Espinosa, investigador de la Biblioteca Palafoxiana, explicó que la estantería sobre la cual se resguardan los libros está hecha de maderas mexicanas a iniciativa del obispo Francisco Fabián y Fuero.
Los dos primeros niveles son a base de maderas como pinos, cedros y ayacahuite, en tanto que el tercer nivel es una mezcla de maderas que no son de primera calidad, y ello se pudo estudiar luego del sismo de 1999, evento que dañó el tercer piso de la estantería y que reflejó, a través de la restauración, que se trató de madera de baja calidad.
Para la fundación de este recinto se contó con todo tipo de mano de obra: indígenas, artesanos, escultores que siguen en el anonimato.
De acuerdo con algunos estudios, principalmente del Instituto de Investigaciones Éticas, refiere que el retablo que se ubica en la parte central del recinto es de estilo artístico transitorio entre el barroco y el neoclásico.
La biblioteca conserva dos placas de cobre labradas por José de Nava que es prolífero labrador poblano. Una de las placas está con la vista frontal de la biblioteca que muestra el altar, y otra que muestra la salida con los dos primeros pisos de la biblioteca.
Las columnas del retablo son de corte griego, pero el resto es barroco. Además la base del retablo es una bellísima obra de arte a base de ónix del municipio de Tecali de Herrera, y en la tapa del tabernáculo posa un cordero labrado sobre un libro de los siete sellos, que representan a Cristo.
En la parte superior central posa Nuestra Señora de Trapani, que los traductores dicen que Juan de Palafox la trajo de Europa. En la parte superior del retablo está la pintura de Santo Tomás de Aquino, quien es considerado la cúspide del pensamiento teológico-filosófico del escolasticismo.
“La diócesis de Puebla se regía aún por el escolasticismo, es decir, los seminaristas estudiaban primero la filosofía para afianzar el conocimiento del hombre y después la teología, para interpretar con la ayuda de la filosofía el conocimiento de Dios”, explicó el investigador Fernández del Campo.
En la parte más alta del retablo dorado se encuentra la paloma del Espíritu Santo, que es una paloma hecha en madera.
Es un retablo ad hoc para la Biblioteca y sólo se utilizó para la celebración de la misa de inauguración de la Biblioteca Palafoxiana. Se dice que en esa celebración eucarística se ofreció a Dios todo el conocimiento que se iba a producir en este recinto.
Se dice y es una tradición que el obispo Pedro Nogales Dávila en principios del siglo XVIII donó las mesas y las sillas que se conservan en esta biblioteca, las cuales están empotradas al suelo desde un inicio para que este espacio fuera una biblioteca siempre.
El piso se remodelo a principios del siglo XX y se recreó al piso original, el cual estaba hecho de petatillo y cerámica de talavera, ya que era una tradición muy sevillana de tapizar ya sea las fachadas o los pisos.
Unos de los tesoros de la biblioteca son los cerca de dos mil impresos poblanos, y el libro que relata cómo se llevó a cabo la realización de la Capilla del Rosario que se encuentra en el Templo de Santo Domingo en el primer cuadro de esta ciudad.
Es la única biblioteca que tiene el documento completo de la fundación de dicha capilla. Una obra del editor Fernández de León por patrocinio del Convento de Santo Domingo y José Rodríguez Carnero es el autor de las pinturas que adornan dicha capilla.
Actualmente, el recinto ofrece la exposición temporal “Vivitur Ingenio. El Ingenio vive”. Se trata de 30 facsimilares que muestra que en esta Biblioteca Palafoxiana se conservan los inicios de la ciencia moderna, de la literatura, de las materias como hoy las conocemos.
Las imágenes resguardadas por urnas de cristal guardan las proporciones exactas de las piezas originales, con los colores exactos, las manchas de su antigüedad exactas y todos los detalles del original.
“Buscamos que para los visitantes a la Biblioteca Palafoxiana signifique algo más que el llegar a un recinto donde encuentran miles de libros acomodados y encerrados”, dijo.
También buscamos difundir más a través del uso de las redes sociales el acervo que posee, y sientan este material como suyo y porte de ellos”, destacó Diana Isabel Jaramillo.
“Hay que sensibilizar a la niñez de que la lectura forja y forma la mente. Hacer un círculo virtuoso en la niñez que si los premiamos con un libro de dibujos animados primero y si hacen otra acción buena se les premie ya con un paseo por el centro”, comentó.
En un tercero que se les premie con un paseo por el centro, pero además se les explica un poco de los dibujos que había, y a través de los dibujos se introduce al niño poco a poco en la dinámica del conocimiento, que el conocimiento es vida y es perpetuación de nuestra especie, citó el investigador Juan Fernández del Campo Espinosa.
Este recinto abre sus puertas de martes a domingo en un horario de 10:00 a 17:00 horas. El costo por persona es de 20 pesos para estudiantes y personas de la tercera edad con credencial del INAPAN, y 25 pesos para el público en general. Entrada gratuita los domingos.