Pareciera que hoy en día el nombre de “Robinson Crusoe” -una novela escrita hace casi 300 años por Daniel Defoe- se limita a entenderse como sinónimo de  “náufrago”.

O al menos así es como lo tratan los directores Vincent Kesteloot & Ben Stassen en esta película de animación por computadora, coproducida entre Bélgica y Francia.

El título del filme es engañoso, ya que el foco argumental no está ni en Robinson Crusoe, ni en las supuestas “locuras” del título en México. Los verdaderos protagonistas son los distintos animales de la historia: los de la isla, los del barco en que naufraga Crusoe y los del barco pirata. La película podría llevar o no el título de “Robinson Crusoe”, así de sencillo.

Es justo un loro quien narrará la llegada de Crusoe y su perro a su paradisiaca isla tropical. Serán otros náufragos de la misma embarcación, un par de gatos salvajes, quienes alterarán la tranquilidad de sus apacibles habitantes animales, convirtiéndose en los verdaderos villanos.

En términos de producción, la animación es impecable en su manufactura, con vibrante colorido y bien definidas texturas. Sin embargo, el enfoque carece de inspiración y no logra una verdadera conexión emocional con el espectador. No hay un personaje que en verdad destaque o alguna secuencia memorable, a pesar de su corrección técnica y de algunos planosecuencias bien logrados.

Desde los inicios del cine, la historia de Robinson Crusoe ha capturado la atención del cine. Cineastas como George Melies en 1902 o Luis Buñuel en 1954 filmaron obras en torno al personaje. Actores como Peter O’Toole, Pierce Brosnan, Aidann Quinn y hasta Hugo Stiglitz (¡en dos películas!) lo han interpretado.

Y aquí, en esta película animada, se pierde la oportunidad de acercarlo a un público familiar y a nuevas generaciones. Un Crusoe en segundo plano nos deja, valga la expresión, una versión desdibujada.

Fuente: http://www.cinepremiere.com.mx/las-locuras-de-robinson-crusoe-critica-61202.html